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En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

lunes, mayo 28, 2007

Radio Caracas Televisión: faltó negociar

Foto: By cjcam
La desaparición de un medio de comunicación, sea cual fuere, y máxime uno de la trayectoria del canal venezolano, es una pérdida irreparable para la libertad de prensa y de expresión en cualquier lugar del mundo.

Los motivos pueden ser los que sean: oposición al gobierno, vencimiento de un contrato, quiebra o censura. Lo que sí se debe pensar es cómo evitar llegar hasta los límites que hemos presenciado este domingo.

No podemos admitir, quienes nos llamamos comunicadores o periodistas, que nuestro trabajo y nuestra responsabilidad se vean menguados o coartados por un Régimen o por quien sea. Pero tampoco, y en aras de la autorregulación, podemos atentar contra quienes ostentan el poder, porque caemos en la trampa.

Un canal golpista, tal y como lo ha llamado Chávez, es insostenible en cualquier país, por eso, por la visión que de él tenía el presidente venezolano, no se sostuvo. Igual que una dictadura que a todas luces atenta contra el ciudadano en un verdadero Estado de Derecho.

El periodismo es un instrumento que debe ser artífice del bienestar de las mayorías, debe orientar y dar herramientas de juicio a su público para que actúe, necesita dentro de sus huestes personas no sólo que escriban bien sino que sean capaces de interpretar, razonar y que posean además un bagaje cultural amplio con el cual dejen tanta información y se dediquen a la explicación.

Con estos elementos, esta profesión u oficio, o como se le quiera llamar, está llamada a convertirse en un ingrediente vital en el trasegar cotidiano de la gente. Denunciar la corrupción, denunciar las muertes cobijadas por la impunidad, las injusticias y en general todo lo que atente contra la dignidad humana, está por encima de cualquier cosa.

De esta forma, que las directivas y periodistas de RCTV hayan puesto en riesgo, por falta de prudencia, la existencia del canal es, así suene paradójico, censurable. Por supuesto que la actitud del coronel lo es aún más, a esta reencarnación de Bolívar le faltó sensatez y le faltó además, negociar con el medio de comunicación.

Un arrepentimiento de última hora, con una advertencia, como es de suponerse que lo habría hecho, lo hubiera dejado como una persona con corazón, como un individuo capaz de escuchar a la oposición, como un hombre que de verdad está interesado en una justicia social, como un líder que admite sus errores y como un auténtico Jefe de Estado que no sólo busca su interés personal sino que escucha a la comunidad internacional y actúa en beneficio de su pueblo.

Colegas comunicadores y periodistas, que se entienda bien que hay que saber jugar con las fichas que uno tiene y no que se piense que el mantener a toda costa la señal, en este caso, de un canal, sea entregarse o venderse al Régimen. Aquí quien supo jugar y muy bien fue, aunque doloroso aceptarlo, el presidente Hugo Chávez. Tal como sucedieron las cosas, no cerró el canal, lo que hizo fue no renovarle la concesión. Mejor dicho, como diríamos en Colombia, aprovechó el “papayazo”.

No hablo de negociar la información, hablo de saber manejarla, de mostrar, de denunciar pero con tacto, con total sigilo, con guantes de seda, para que se note, sin necesidad de alharacas o aspavientos, lo que está mal y cómo poder solucionarlo.

¿Qué es mejor estar al aire o denunciar sin señal? En este caso, el fin justifica el medio. Se trataba de hacer las cosas con discreción, de mostrar, sin el peligroso juego de las palabras, lo que no consideraban como un buen gobierno.

Tal vez muchos aducirán que las cosas hay que decirlas de frente y estoy de acuerdo, pero en esta situación, la diplomacia, la verdadera diplomacia tenía muchas cosas que ofrecer. Hay miles de formas de hacer visibles los acontecimientos. Creo que los comunicadores estamos en condición de eso.

Hacer oposición es saludable y es benéfico para un país. Pero hay que saberla hacer, es importante no caer en las trampas, no jugarle a la provocación, no retar al que de una u otra forma nos puede destruir.

No se preocupen, aquí no hay palabras cifradas. Creo que en este artículo no hay que obrar con manos de cirujano o con herramientas de semiótico.