A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

viernes, agosto 24, 2007

Andrés Felipe Arias: el cultivador de discordias

Fotografía tomada de
http://www.elespectador.com/
Era de esperarse, en un gobierno como el colombiano, plagado de revanchismo, populismo y con visos de dictadura a ultranza, sus ministros no podían ser otros.

La clara muestra de férrea testarudez es la columna del Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, publicada el pasado sábado 18 de agosto en el semanario El Espectador. En ella y con un tono nacionalsocialista y patriotero, anuncia una campaña de No al Despeje. Y está muy bien que como funcionario del gobierno más bélico de los últimos tiempos se solidarice y respalde a su jefe, pero poco favor le hace al país liderar semejante campaña en momentos en los cuales se está movilizando un gran número de personas de la sociedad civil en procura de un acuerdo humanitario que brinde una luz de esperanza a una nación cada vez más aplastada por el delito, la corrupción, el engaño y la intransigencia.

Mejor ejemplo ha dado el propio presidente Uribe quien de forma inteligente, ha puesto en manos de Piedad Córdoba la función de facilitar un acercamiento entre gobierno y guerrilla. Los resultados ya se están viendo. Hacer hablar a Hugo Chávez sobre el acuerdo, un tema netamente colombiano y de gran trascendencia para nuestro país, es de gran ayuda para que el acercamiento se concrete, máxime si se tiene en cuenta que las FARC no ven con malos ojos al presidente venezolano.

El Ministro Arias debería, en lugar de tratar de imitar a Uribe, cosa que le queda muy mal, pensar en los cientos de campesinos que dice defender desde la cartera del campo, y que en últimas son los más perjudicados con esta guerra maldita que en los despachos ministeriales no se siente. Defender el país es defender su gente, defender sus intereses y no alzar el brazo derecho, ni pensar en la esvástica.

Las palabras subidas de tono, como las que utilizó Uribe frente a un indefenso Moncayo en plena Plaza de Bolívar y como las que utiliza usted, doctor Arias, de cuando en cuando y especialmente en la columna de marras, no ayudan a salir de un conflicto. Cada vez que hay alguna opción para destrabar las dos partes en disputa (en estos momentos Venezuela propone una), algún miembro de la Casa de Nariño sale con bravuconadas usando un lenguaje poco apropiado para negociar.

Francamente, da vergüenza que no se plantee nada, es decir, si es inadmisible el despeje, entonces qué se propone, dónde está la contrapropuesta. Eso de salir a decir que suelten a los secuestrados para después negociar, es no querer negociar pues precisamente se trata de llegar, por medio de la negociación, a una liberación masiva de guerrilleros presos y de civiles, policías y militares en cautiverio, lo cual, posteriormente, nos acercaría más a la paz. Lo anterior también va para las FARC que ni se inmutan, ni se pronuncian, ni plantean, ni proponen. ¿cuál es el real interés del despeje?, ¿se quedaron sin discurso?, ¿Todavía creen que van a llegar al poder por la vía armada?, Ilusos.

Las cosas en Colombia han llegado a tal punto que desde hace rato, los que se encuentran al margen de la ley, son quienes ponen las reglas del juego y sus condiciones. Pero demostrado está que acabar por la vía militar a la guerrilla también es imposible, de nada han valido los miles de millones de pesos invertidos en la guerra. ¿Qué queda entonces si no es negociar? Sin embargo, tal parece que más vale seguir empecinados en la enfermiza vanidad, que el ministro Arias no reconoce y achaca a las FARC, en la opulencia de Palacio, en la poca voluntad de salir de los costosísimos conflictos por una vía de diálogo.

Ya sabemos ministro que esa guerrilla hace años dejó de ser política y se volvió delictiva, pero no se puede acabar una contienda con palabras emotivas sino con un lenguaje racional. Decir “FARC-EP significa Fanatismo Asesino Ruinoso y Cruel: Enemigos del Pueblo”, en momentos en los cuales el verdadero pueblo exige una solución al conflicto, es echarle leña al fuego.

Se le olvida a Arias que la sangre y el dolor son producto de la guerra y no del diálogo, que a sangre y fuego, como quiere su amo acabar con los alzados en armas, sólo se engendra más sufrimiento y menos vida. Y se le olvida al muy estudiado doctor Andrés Felipe que de las experiencias también se puede aprender. Despejar con condiciones y con la sartén por el mango, como nos debió haber enseñado un despeje pasado, puede ser un camino menos sanguinario que el que nos espera si las dos partes se siguen mostrando los dientes.

El clamor y el ruego de los millones de campesinos colombianos, como usted lo dice, ministro, es por que se acabe la guerra y no por que se militaricen sus fincas, sus parcelas o sus terrenos. La seguridad nace con inversión social, con oportunidades, con competencias justas y no con Tratados de Libre Comercio amañados con la fórmula del embudo en donde lo ancho tiene las estrellas norteamericanas impresas; nace con educación y capacitación y no, señor ministro, con la autoridad que da un fusil militar, paramilitar o guerrillero.

No se preocupe ministro que el Estado no claudica ni se debilita cuando piensa en la inmensa minoría, por el contrario se engrandece y se inmortaliza. La Paz no debería ser un tema político sino uno humanitario. No se le va a regalar el país a nadie, eso no sería patriótico, ni serio, ni responsable, pero si se trata de devolverle la seguridad a los colombianos, hablar, con o sin despeje, con el grupo que más nos atormenta, debiera ser una prioridad.

No espere gestos generosos y menos del enemigo. Más bien demuéstrenos a los colombianos que su inmenso estudio y preparación le han servido y nos han servido de algo. Convenza a su amo y hágale entender que hablar con los amigos es fácil pero que hacerlo, y mucho más, lograr consensos con quienes no están de acuerdo, es de verdaderos líderes, de verdaderos dirigentes, de reales estadistas, de íntegros y juiciosos intelectuales y estudiosos. La palabra, doctor Arias es más fuerte que las armas y en una negociación, las partes deben ceder, las dos, ¿en qué lo hace el gobierno?. Por si acaso, y si se le olvidó a usted la historia, recuerde episodios como el del IRA y léase, aunque creo que ya lo debió hacer, un librito de hace algunos años escrito por José Noe Ríos, Cómo negociar es su nombre.

Ministro, muy seguramente los hermanos de Pradera y Florida dejarán la angustia cuando vean que los bufones se sientan a dialogar y logran la paz.

P.D. ¿Será que nuestro presidente queda mal si uno foráneo consigue lo que ninguno en nuestro país?