A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

lunes, diciembre 03, 2007

Lo que me dijeron Uribe y Chávez


Foto: Lapilar Foto: Sheila Steele
Hace unos años a Yamid Amat se le ocurrió inventarse una columna de opinión en la cual, de manera ficticia, hacía unas entrevistas que él llamó virtuales, a algunos personajes relevantes del acontecer nacional. Hoy, de manera “virtual”, voy a mostrarles una conversación que sostuve con los presidentes Hugo Chávez Frías y Álvaro Uribe Vélez.

Unos días antes de los insucesos entre Colombia y Venezuela, que hoy ocupan los mayores espacios de los medios de comunicación y que sin duda son tema obligado de cualquier tertulia, recibí una llamada que por la importancia del interlocutor no sólo me sorprendió sino que además me preocupó. Pensé que aquella persona ya había leído este blog y que por supuesto estaba siendo objeto de uno de sus habituales ataques de ira y que a mí me iba tocar pasar el resto de mi vida en el exilio. Con voz entrecortada por el susto que me causaba escucharle la voz al otro lado del teléfono, lo saludé respetuosamente y le pregunté a qué se debía que un mortal de mente inferior como yo recibiera una llamada de un prohombre de mente superior.

Mauricio, me dijo, la razón de mi llamada radica en la importancia que de vez en cuando tiene escuchar la opinión de un ser inferior. Ya he consultado a mis asesores, a mis ministros, a mis amigos del Congreso, todos son unos ineptos y por eso me toca a mí siempre tomar las decisiones. Lo único que quiero –prosiguió- es descubrir qué piensa un ser de carne y hueso sobre la decisión que he tomado en relación con el nombramiento de una senadora de la oposición ineficiente y de un presidente expansionista y amigo del terrorismo como facilitadores para que los asesinos de mi padre devuelvan a un poco de personas sin importancia al seno de sus familias.

Señor Presidente –le respondí- me causa un enorme gusto poder ser tenido en cuanta por la mano derecha de Dios, mi opinión es irrelevante pero ya que quiere escuchar lo que piensa un ser humano, pues tengo que decirle, como primera instancia, que si eso que me acaba de decir es lo usted cree de las dos personas que designó para la entrega de los secuestrados, pues la verdad, con todo respeto, me parece que se equivocó.

Yo nunca me equivoco, doctor Mauricio, sólo que al lumpen, a la guacherna, hay que distraerla con cositas y me pareció gracioso ponerme a jugar un rato con el tema de los secuestrados. El problemita que veo ahora es que me va tocar, en algún momento, decirle a esos dos que ya no me interesan, no vaya y sea que de verdad se logre un acuerdo con los asesinos de mi padre y quede yo como mosco en leche.

Señor presidente Uribe, de nuevo, con todo respeto, creo que el tema no es para juego. Muy por el contrario, si usted no tiene la voluntad de llegar a acuerdos con los asesinos de su padre, pues es mejor que lo diga, que siga invirtiendo en armas y siga desarrollando su plan de Seguridad Democrática a ver si algún día logra eliminarlos a todos, incluso a los secuestrados.

Eso es claro, doctor Mauricio, nosotros ya estamos a punto de acabar con esos terroristas, pero como la popularidad hay que tenerla siempre, por encima de los 70 punticos, pues a veces me toca dejar participar a los ineptos para que no se vaya a decir que no soy un demócrata.

La verdad, con testigos, doctor Mauricio, es que a mí ese par de morenos no me cuadran. Las Farc respetan y le tienen simpatía al presidente Chávez. Ambos, él y Piedad, son amigos de los terroristas y enemigos de Colombia, enemigos de la patria que debe estar por encima de los intereses personales, sobre todo los de ellos. Ambos son de carne y hueso, débiles, mortales. De todas maneras voy a dejarlos participar un ratico y luego los echo como perros, pero eso sí, sin avisarles ni nada, porque son capaces que me inventan una patraña para hacerme quedar como un presidente que no quiere la paz y yo sí la quiero, pero después de haber eliminado a las Farc, al ELN y a todos aquellos que medio huelan a izquierda, caiga quien caiga.

Cálmese señor Presidente - le interpelé al notar que la rabia ya empezaba a ponerle la cabeza caliente como de costumbre – sólo le pido, que por el bien de Colombia, piense primero antes de actuar. Si los facilitadores logran lo que su comisionado de paz no ha podido alcanzar, no sería excelente únicamente para ellos sino sobre todo para los secuestrados y para nuestro país, que como usted lo dice, debe estar por encima de cualquier cosa.

¿Aló?, ¿aló?. A esas alturas ya me encontraba hablando sólo. El doctor Álvaro Uribe, sabía con antelación, lo que iba a hacer y lo que quería era simplemente escuchar a un mortal.

Supremamente sorprendido por semejante llamada, pero alarmado también por la insensatez del mandatario, me puse a cavilar sobre lo que habíamos hablado y llegué a una conclusión. A nadie en este gobierno le interesa, honestamente, si los secuestrados se pudren en manos de una guerrilla anacrónica, desalmada, brutal y definitivamente, como todos lo sabemos, la única y directa responsable de esta sí, verdadera hecatombe que vive Colombia. Aquí lo que debemos esperar es una venganza personal en contra de las Farc cueste lo que le cueste al país. Por lo tanto, haber pensado siquiera en los buenos oficios del presidente en procura de una mediación que liberara a los plagiados, fue un engaño que a la postre todos vamos a pagar.

Pero ahí no paró la situación. Al día siguiente y como si fuera yo un enviado de Dios, El Elegido, al otro lado de la línea telefónica se encontraba el presidente Chávez.

¡Hermano Colombiano, bolivariano, suramericano, cómo está usted chamo! – dijo con voz altisonante la reencarnación de Bolívar –. Me he enterado del juego sucio de tu presidente quien, según dicen las malas lenguas, anda urdiendo un plan con los Estados Unidos para derrocarme, pero que aún así, me ha llamado para que logre un acuerdo con el comandante Marulanda que nos permita la liberación de tus compatriotas secuestrados. ¿Qué tú piensas chico?

Pues la verdad, señor Presidente, que si usted tiene desconfianza de su homólogo no debió haber aceptado la mediación.

¡Chamo!, a mí la suerte de los secuestrados no es que me interese mucho, sólo que el desequilibrio mental de ese mentiroso de tu presidente, me da la oportunidad de seguir siendo reconocido por la comunidad internacional como un gran negociador y como una figura prominente en al ámbito mundial. ¡Cómo voy a dejar pasar ese cuarto de hora!, además, si entro de lleno a ese proceso, en pocos días tendrán resultados.

Le dije que lo de los secuestrados no era un juego y que no se podía aprovechar esa coyuntura para satisfacer deseos individuales. Yo pienso presidente Chávez – continué – que aquí lo que importa no es quién salga ganando entre usted y el presidente Uribe, sino que todos los retenidos por las Farc, logren la libertad, para con ello, dar un paso grande en la consecución de un acuerdo que permita una paz sostenible en nuestro país.

Pero es que la máscara de tu presidente es espantosa, absurda, horrible. Y yo se la voy a quitar, sólo que antes tengo que centrar mis esfuerzos en elevar mi popularidad para poder, además, sacar adelante ese referendo que me dejará indefinidamente en el Palacio de Miraflores.

Señor presidente Chávez – le reclamé, un poco molesto y no porque Uribe me parezca realmente honesto sino por el manoseo asqueroso que los dos mandatarios estaban propiciándole a un proceso que debiera tener todas las condiciones, por lo menos humanitarias, para que llegue a feliz término – no me parece justo que la vida de cientos de policías, militares y civiles esté en manos ahora, no sólo de la guerrilla sino de dos presidentes que aparentan tener voluntad para lograr su liberación, pero que realmente están poniendo una cortina de humo, cada cual por su lado, para obtener con la situación y a su manera, dividendos personales.

¿Aló?, ¿aló?. Imagínense qué había pasado. De nuevo me encontraba hablando solo, atónito por lo absurdo de la situación, perplejo por el cinismo de aquellos Jefes de Estado. Hoy, luego de haberse desencadenado lo que en un principio yo ya sabía que iba a suceder, me veo como un cómplice de la situación por callar, por permitir, como ciudadano, como periodista, que un presidente local y uno foráneo, acribillen con la palabra, con la falta de decoro y diplomacia que sus cargos requieren, con la altura y la sensatez dignas de sus envestiduras, pero que no poseen, a unas víctimas de una violencia endemoniada que la historia nos impondrá por años; por permitir con mi actitud, displicente y cobarde como la de todos los colombianos, que se menosprecie la vida, la integridad humana y las más mínimas condiciones de derechos humanos a las cuales todos deberíamos tenemos acceso.

Independientemente de si las pruebas de supervivencia iban o no para Chávez, quien entre otras, quedó mejor que el Rey de España con el fracaso de su referendo (tema del cual hablaremos después), independientemente de si Piedad o no interviene, de si lo hace Putin, Gadhafi, Zarkozy o el mismísimo Benedicto XVI, lo que se debe hacer, cuanto antes, es no dejar morir en las cloacas de la inmundicia humana a esos secuestrados a quienes es obvio que la guerrilla tienen como garantía de subsistencia, ahora sí, cueste lo que cueste.

jueves, octubre 25, 2007

La hora de la verdad

Foto: maic_her

Pese a la campaña de desprestigio de los grandes medios en contra de Samuel Moreno Rojas, la gente desde hace rato tiene definido su voto.

Mucho daño han querido causarle al candidato del Polo, tanto RCN como Caracol, El Tiempo y en general los grandes medios de comunicación y manipulación de este país.

Se han dedicado a acomodar entrevistas de hace años, editando y dejando fuera de contexto las palabras del candidato y publicando lo que les conviene y lo que lo perjudica. El Florero de Llorente fue la equivocación que por fortuna aceptó el mismo Moreno y que incluso Darío Arizmendi tuvo la valentía de reconocer.

La pregunta capciosa y de doble sentido del ex alcalde Mockus en el debate del pasado domingo con una frase que incluía la palabras “salvar la ciudad”, provocó la inmediata respuesta que hasta hoy ha sido tema de conversación en todos lados. Un alcalde procura salvar la ciudad que gobierna como sea y de los males el menor, como decía Erasmo de Rótterdam, citado por el profesor de ética de la Universidad Sergio Arboleda, Darío Valencia quien incluso dejó claro en el programa Mesa de Noche, curiosamente del Canal Caracol, que lo dicho por Samuel Moreno había sido, a la luz de la ética, lo correcto.

Pero claro, no falta quien diga que entonces por qué Moreno aceptó el error, para lo cual el profesor Valencia también aclaró que cualquiera de las dos respuestas hubiera sido correcta.

Algunos aducen, ligereza, falta de análisis y hasta irresponsabilidad por parte del candidato, pero se les olvida que las cosas en el memento de gobernar precisamente se hacen con el detenimiento que amerita un buen juicio y un correcto proceder, lo que no se puede realizar en estos tipos de entrevistas, mal llamadas debates, en las cuales ni siquiera hay un minuto para argumentar.

De todas formas y aun cuando la equivocación de Moreno Rojas en un comienzo causó sorpresa, ella no debe estropear el buen camino que viene recorriendo ni tiene por qué cambiar la intención de voto máxime cuando desde las toldas peñalosistas, es decir desde los medios, han dejado ver las artimañas a las recurren con tal de ganar un puesto que ha de reportarles magníficas recompensas.

Llegó la hora de la verdad y de todos depende que la ciudad en la que vivimos caiga bajo la dirección de Peñalosa, un enfermo por los muros y la real dictadura a ultranza, el autoritarismo y la imposición de la fuerza por encima de la razón y el bien general que tanto invoca, o de Samuel a quien aún no se la ha dado la oportunidad de demostrar que no sólo legislando lo hace bien.

lunes, octubre 15, 2007

Pildoritas

Sobre la Secretaría de la Movilidad

Hay que ser demasiado necio para no entender lo inútil que fue el cambio de la Secretaría de Tránsito por la Secretaría de la Movilidad. Como lo dije, en un columna anterior, sólo cambió el nombre porque de resto siguió siendo igual y peor de ineficiente. Si no cómo les parece la siguiente perlita que le escuché a Gustavo Gómez en Caracol Radio el viernes 12 de octubre en la mañana. Un minusválido fue atropellado por una camioneta, llegó el Tránsito y lo que hicieron fue inmovilizar la silla de ruedas. Esto sólo pasa en Colombia, es que esta raza...

Popeye, Virginia y otras joyitas
Foto: Sorzano.

Con que a Virginia Vallejo le creen unas cosas y otras no. Vaya, vaya. No es muy creíble lo de Uribe pero sí lo de Santofimio, aunque en la sentencia que lo condena no la nombren. No es muy valiosa la palabra de Virginia pero sí la de Popeye. Qué bien. 24 años de Cárcel al ex ministro, pero ¿y dónde están los años que no han pagado los autores de otros tantos crímenes como los de Álvaro Gómez, Jaime Pardo, Carlos Jaramillo, Carlos Pizarro, por sólo citar algunos?.

Peñalosa y “sus grandes ideales”

El doctor Peñalosa, que va de capa caída, así los medios, que están enamorados de él, no lo quieran divulgar, ni reconocer, debería dar una explicación sobre lo que aparece publicado en un libro del escritor argentino Ángel Beccassino. La información me llegó por Internet de un sitio de William Calderón llamado La Barca de Calderón y la transcribo a continuación, tal cual la recibí: “Dobles y mandobles. Apoyándose en textos y facsímiles aparecidos en dos libros publicados en el pasado reciente, el ex ministro Fernando Londoño Hoyos sorprendió a su auditorio al ventilar desde su púlpito radial, en el barrio Teusaquillo, dos situaciones inquietantes por las que deberán darle explicaciones satisfactorias a la opinión pública los principales candidatos a la Alcaldía Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa Londoño y Samuel Moreno Rojas. Vamos por partes, como diría Jack, el destripador.

Caso Peñalosa. En el libro titulado "Peñalosa y una ciudad 2.600 metros más cerca de las estrellas", del escritor argentino Ángel Beccassino, el señor Peñalosa figura formulando estas propuestas, que parecen extraídas del "Diario del Che" Guevara: "que los ricos hagan ciertas concesiones"... "Que la guerrilla debería apretar más a los ricos"... "Que existen cosas que la guerrilla debería presionar". Ante el hallazgo de semejante "vademécum", Londoño emplazó a Peñalosa para que aclare o rectifique su posición y pidió al partido de la U que, si esa publicación es cierta, se le retire el respaldo al ex alcalde, pues es contrario a lo que viene proponiéndole al país el presidente Uribe.

Las páginas. Según la apretada síntesis del ex ministro conservador, en la página 14, anexo 1, se comprueba que el señor Peñalosa está totalmente de acuerdo con todo lo que está en el libro, que lo dicho, es su pensamiento y su proyecto para poner en práctica. En la página 32, anexo número 2, su intención es convertir los grandes clubes privados en parque públicos; sacar los carros particulares de circulación y concentrarnos en el transporte masivo. En la página 70, anexo número 3, muestra su intención de crear nuevos impuestos. En la página 145, anexo número 4, incita claramente a la guerrilla para que presione a los clubes a entregar sus propiedades y mejorar la distribución de la riqueza". (Hasta aquí el resumen de la obra del gaucho Beccassino).”

También Samuel Moreno, como hombre honesto, debe explicar lo siguiente: “Caso Moreno. En el libro titulado "La Parábola del elefante", de la autoría del ex ministro Londoño, se asegura que el ex senador y ahora candidato a la alcaldía bogotana, Samuel Moreno Rojas, recibió dineros calientes de la mafia caleña en el sonado Proceso 8.000, recursos que invirtió en la campaña que adelantó su movimiento a favor del entonces candidato presidencial Ernesto Samper Pizano. En la publicación de marras se reproducen fotocopias de dos comprobantes del dinero recibido por el nieto del general Rojas; uno, por 20 millones de pesos, y otro, por dos y medio millones de pesos.”

viernes, agosto 24, 2007

Andrés Felipe Arias: el cultivador de discordias

Fotografía tomada de
http://www.elespectador.com/
Era de esperarse, en un gobierno como el colombiano, plagado de revanchismo, populismo y con visos de dictadura a ultranza, sus ministros no podían ser otros.

La clara muestra de férrea testarudez es la columna del Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, publicada el pasado sábado 18 de agosto en el semanario El Espectador. En ella y con un tono nacionalsocialista y patriotero, anuncia una campaña de No al Despeje. Y está muy bien que como funcionario del gobierno más bélico de los últimos tiempos se solidarice y respalde a su jefe, pero poco favor le hace al país liderar semejante campaña en momentos en los cuales se está movilizando un gran número de personas de la sociedad civil en procura de un acuerdo humanitario que brinde una luz de esperanza a una nación cada vez más aplastada por el delito, la corrupción, el engaño y la intransigencia.

Mejor ejemplo ha dado el propio presidente Uribe quien de forma inteligente, ha puesto en manos de Piedad Córdoba la función de facilitar un acercamiento entre gobierno y guerrilla. Los resultados ya se están viendo. Hacer hablar a Hugo Chávez sobre el acuerdo, un tema netamente colombiano y de gran trascendencia para nuestro país, es de gran ayuda para que el acercamiento se concrete, máxime si se tiene en cuenta que las FARC no ven con malos ojos al presidente venezolano.

El Ministro Arias debería, en lugar de tratar de imitar a Uribe, cosa que le queda muy mal, pensar en los cientos de campesinos que dice defender desde la cartera del campo, y que en últimas son los más perjudicados con esta guerra maldita que en los despachos ministeriales no se siente. Defender el país es defender su gente, defender sus intereses y no alzar el brazo derecho, ni pensar en la esvástica.

Las palabras subidas de tono, como las que utilizó Uribe frente a un indefenso Moncayo en plena Plaza de Bolívar y como las que utiliza usted, doctor Arias, de cuando en cuando y especialmente en la columna de marras, no ayudan a salir de un conflicto. Cada vez que hay alguna opción para destrabar las dos partes en disputa (en estos momentos Venezuela propone una), algún miembro de la Casa de Nariño sale con bravuconadas usando un lenguaje poco apropiado para negociar.

Francamente, da vergüenza que no se plantee nada, es decir, si es inadmisible el despeje, entonces qué se propone, dónde está la contrapropuesta. Eso de salir a decir que suelten a los secuestrados para después negociar, es no querer negociar pues precisamente se trata de llegar, por medio de la negociación, a una liberación masiva de guerrilleros presos y de civiles, policías y militares en cautiverio, lo cual, posteriormente, nos acercaría más a la paz. Lo anterior también va para las FARC que ni se inmutan, ni se pronuncian, ni plantean, ni proponen. ¿cuál es el real interés del despeje?, ¿se quedaron sin discurso?, ¿Todavía creen que van a llegar al poder por la vía armada?, Ilusos.

Las cosas en Colombia han llegado a tal punto que desde hace rato, los que se encuentran al margen de la ley, son quienes ponen las reglas del juego y sus condiciones. Pero demostrado está que acabar por la vía militar a la guerrilla también es imposible, de nada han valido los miles de millones de pesos invertidos en la guerra. ¿Qué queda entonces si no es negociar? Sin embargo, tal parece que más vale seguir empecinados en la enfermiza vanidad, que el ministro Arias no reconoce y achaca a las FARC, en la opulencia de Palacio, en la poca voluntad de salir de los costosísimos conflictos por una vía de diálogo.

Ya sabemos ministro que esa guerrilla hace años dejó de ser política y se volvió delictiva, pero no se puede acabar una contienda con palabras emotivas sino con un lenguaje racional. Decir “FARC-EP significa Fanatismo Asesino Ruinoso y Cruel: Enemigos del Pueblo”, en momentos en los cuales el verdadero pueblo exige una solución al conflicto, es echarle leña al fuego.

Se le olvida a Arias que la sangre y el dolor son producto de la guerra y no del diálogo, que a sangre y fuego, como quiere su amo acabar con los alzados en armas, sólo se engendra más sufrimiento y menos vida. Y se le olvida al muy estudiado doctor Andrés Felipe que de las experiencias también se puede aprender. Despejar con condiciones y con la sartén por el mango, como nos debió haber enseñado un despeje pasado, puede ser un camino menos sanguinario que el que nos espera si las dos partes se siguen mostrando los dientes.

El clamor y el ruego de los millones de campesinos colombianos, como usted lo dice, ministro, es por que se acabe la guerra y no por que se militaricen sus fincas, sus parcelas o sus terrenos. La seguridad nace con inversión social, con oportunidades, con competencias justas y no con Tratados de Libre Comercio amañados con la fórmula del embudo en donde lo ancho tiene las estrellas norteamericanas impresas; nace con educación y capacitación y no, señor ministro, con la autoridad que da un fusil militar, paramilitar o guerrillero.

No se preocupe ministro que el Estado no claudica ni se debilita cuando piensa en la inmensa minoría, por el contrario se engrandece y se inmortaliza. La Paz no debería ser un tema político sino uno humanitario. No se le va a regalar el país a nadie, eso no sería patriótico, ni serio, ni responsable, pero si se trata de devolverle la seguridad a los colombianos, hablar, con o sin despeje, con el grupo que más nos atormenta, debiera ser una prioridad.

No espere gestos generosos y menos del enemigo. Más bien demuéstrenos a los colombianos que su inmenso estudio y preparación le han servido y nos han servido de algo. Convenza a su amo y hágale entender que hablar con los amigos es fácil pero que hacerlo, y mucho más, lograr consensos con quienes no están de acuerdo, es de verdaderos líderes, de verdaderos dirigentes, de reales estadistas, de íntegros y juiciosos intelectuales y estudiosos. La palabra, doctor Arias es más fuerte que las armas y en una negociación, las partes deben ceder, las dos, ¿en qué lo hace el gobierno?. Por si acaso, y si se le olvidó a usted la historia, recuerde episodios como el del IRA y léase, aunque creo que ya lo debió hacer, un librito de hace algunos años escrito por José Noe Ríos, Cómo negociar es su nombre.

Ministro, muy seguramente los hermanos de Pradera y Florida dejarán la angustia cuando vean que los bufones se sientan a dialogar y logran la paz.

P.D. ¿Será que nuestro presidente queda mal si uno foráneo consigue lo que ninguno en nuestro país?

jueves, junio 07, 2007

La estrategia de Caracol

Foto: By DAYAcolombia
Si honestamente hay un compromiso con la verdad, éste debería empezar por casa y no simplemente con muestras de otros, a quienes consideran valientes por destapar su intimidad ante un país entero.

Dentro de las innumerables estrategias que el Canal Caracol ha inventado para atrapar televidentes, se encuentra ahora el programa Nada más que la verdad, copia, claro está, de otro norteamericano que, según dicen, cautivó a muchos pero luego se vino en picada.

Parece ser que lo mismo va a pasar con nuestro clon colombiano, pero eso es lo de menos, aquí lo que importa es cómo desde hace largo rato, Caracol ha venido jugando con el televidente, cómo lo ha venido engañando, de qué manera tan patética lo hacen creer cosas que no pasan, y cuánto lo ha irrespetado con tanta chabacanería, con tantos don “Jediondos” y con tantos cambios en su programación sin previo aviso.

Vamos por partes. Desde la inauguración de los canales privados, tanto RCN como Caracol, con el legítimo ánimo de captar audiencias, han presentado desde testimonios insólitos, por lo inverosímiles, como el de Virginia Vallejo, hasta la estupidez absoluta representada, en carne y hueso, por un “actor”, símbolo de la ordinariez y la vulgaridad, que dice llamarse humorista pero que en vez de risas causa repulsión y asco. Lo único que realmente está acorde con su personaje es el nombre, hediondo, por decir lo menos.

Errorcitos como estos no pueden menos que hacer pensar dos cosas: o que nuestro país se entretiene con lo más asqueroso de la miseria humana o que definitivamente los “creativos” de los canales, lo son, pero para introducir malos formatos de otras latitudes o que no tienen lo suficiente de ingeniosos para lograr, con inteligencia, altura y clase, cautivar a un público que contrario a lo que se cree, está pidiendo más cosas para pensar y menos para vomitar.

Y no sólo esos son lo errores, veamos: hace un tiempo en el mundo de los comentaristas deportivos, se le conocía al “doctor” (no se sabe en qué, pero doctor) Carlos Antonio Vélez como el señor “palabra de Dios”, ese apelativo se le queda corto hoy a Javier Hernández Bonnet a quien deberían simplemente llamarlo Dios. Sólo a él se le ocurre, con sus comentarios absurdos, decir que hay que ceñirse al manual del jugador de fútbol y que en virtud de eso, quienes practican ese deporte, deben patear el balón con la parte superior del dedo meñique del pie derecho, en un tiro directo o en cualquier otra jugada. O que, por ejemplo, Blas Pérez, en un partido reciente de la Copa Libertadores, y en un momento realmente difícil para la consecución de un gol, debió, en el aire, retroceder, hacer los movimientos para cabecear, es decir, seguir al pie de la letra del tal manual , los tres tiempos que desde la fundamentación futbolística un jugador debe saber y proceder a realizar el cabezazo. Con ello, dijo el comentarista, hubiera enmendado el error que cometió y tal vez hubiera anotado un tanto, que para Bonnet, según el “análisis” era pan comido. Suma sapiencia.

Pero bueno, quizás no tenía nada más que decir y como muestra de su posible frustración como técnico de fútbol, se le vino a la cabeza semejante idiotez.

Siguiendo con la colección de falsedades y con la muestra de tonterías podríamos citar estas otras perlas: Ahora le dio a Jorge Alfredo Vargas, uno de los peores presentadores de toda la televisión colombiana, según me enteré, dicho por la mismísima Negra Candela, por entrevistar en su Mesa de Noche a nadie más que a doña Clara de Rojas, la abuelita tierna de un niño que nadie sabe si realmente está disfrutando de un paraíso en la libertad que otros no tenemos y que añoramos o en la paz que quizás no entendemos.

¿Quién ha dicho que al niño Emmanuel lo tienen en las mismas condiciones en las que está su madre? No lo sabemos, lo que sí podemos inferir, sin mucho esfuerzo, es que una entrevista signada por el dolor de una madre o de una abuela, no puede más que generar lástima y compasión y no una verdad que en aras de un buen periodismo debería primar en un programa conducido por un periodista. Jorge Alfredo está haciendo lo mismo que suponemos critica en las aulas universitarias, es decir, preguntándole a alguien que sufre qué siente.

Y sieguen más detallitos, qué pena Jorge Alfredo pero son suyos. Miren la siguiente declaración de Carolina Cárdenas, una participante del programa Nada más que la verdad, publicada el pasado viernes primero de junio en la sección de farándula de El Tiempo.com:

"Es decir, una cosa son las preguntas del cuestionario, otras las que le hacen a uno en el polígrafo y otra las que contesta uno en el programa. Por ejemplo, a mí en el cuestionario nunca me preguntaron si había abortado. Y en el programa, cuando me hicieron la pregunta "¿Usted aprovecha su cargo de auditora para asuntos personales?", dije que no. Pero ahí dijeron corten y Jorge Alfredo me dijo: tienes que decir que sí".

¿Cómo así? ¿Y acaso una funcionaria del canal, según escribió el editorialista del mismo diario en su nota del 5 de junio, no dice que “se trata de una contribución a un país que "está hablando de decir la verdad"” ?.

Sigamos. Lo de los noticieros del canal es cuestión de profesionalismo y de buen juicio periodístico. Vamos sólo a hablar de los llamados extras, a los que me he referido en otros espacios como un elemento poco serio que lo que procura antes que dar una información de última hora, es llamar la atención con noticas de poca monta. La gente se pregunta si de verdad es más importante hacer un gran despliegue técnico y humano para mostrar la liberación del “canciller” de las FARC o si realmente es mucho más importante, por ejemplo, dedicar todos los esfuerzos a profundizar la noticia de un atentado contra un viceministro de educación. Como parece ser que el show vale más que la vida, pues el tratamiento que se le da a la información en el Canal Caracol, no podía ser otro.

Por su parte Amparo Pérez hace lo que puede como empleada del canal. Cree que llevando a su programa Doble Vía al hediondo humorista o al presentador de la verdad entredicha para que den explicaciones de algo que a simple vista la tiene, convence a los televidentes con su supuesta defensa de los mismos cuando se sabe que lo que se busca con ese espacio es la defensa del mismo canal.

Hay que rescatar, de todas formas, lo que precisamente en Doble Vía dijo el pasado miércoles 6 de junio, Camilo Durán, compañero de la mesita de noche de Jorge Alfredo y vicepresidente de Asuntos Públicos del canal: el morbo hace parte de la condición humana. Estamos de acuerdo, los seres humanos tal vez somos más hediondos que “Don Jediondo”.


Podríamos seguir enumerando joyitas y perlitas pero para no ahondar en temas como su gobiernismo, por ejemplo, resumo diciendo dos cosas: la gente no es boba, así parezca y al cliente (en este caso televidente) hay que tenerlo satisfecho o por lo menos respetarlo. Segundo, si Caracol continúa con esa mediocridad, lo mejor sería que en serio, implantara una estrategia como la del caracol, o sea, que dejara caer un buen muro en el interior de sus instalaciones a ver si alguien despierta aunque sea por el ruido.

lunes, mayo 28, 2007

Radio Caracas Televisión: faltó negociar

Foto: By cjcam
La desaparición de un medio de comunicación, sea cual fuere, y máxime uno de la trayectoria del canal venezolano, es una pérdida irreparable para la libertad de prensa y de expresión en cualquier lugar del mundo.

Los motivos pueden ser los que sean: oposición al gobierno, vencimiento de un contrato, quiebra o censura. Lo que sí se debe pensar es cómo evitar llegar hasta los límites que hemos presenciado este domingo.

No podemos admitir, quienes nos llamamos comunicadores o periodistas, que nuestro trabajo y nuestra responsabilidad se vean menguados o coartados por un Régimen o por quien sea. Pero tampoco, y en aras de la autorregulación, podemos atentar contra quienes ostentan el poder, porque caemos en la trampa.

Un canal golpista, tal y como lo ha llamado Chávez, es insostenible en cualquier país, por eso, por la visión que de él tenía el presidente venezolano, no se sostuvo. Igual que una dictadura que a todas luces atenta contra el ciudadano en un verdadero Estado de Derecho.

El periodismo es un instrumento que debe ser artífice del bienestar de las mayorías, debe orientar y dar herramientas de juicio a su público para que actúe, necesita dentro de sus huestes personas no sólo que escriban bien sino que sean capaces de interpretar, razonar y que posean además un bagaje cultural amplio con el cual dejen tanta información y se dediquen a la explicación.

Con estos elementos, esta profesión u oficio, o como se le quiera llamar, está llamada a convertirse en un ingrediente vital en el trasegar cotidiano de la gente. Denunciar la corrupción, denunciar las muertes cobijadas por la impunidad, las injusticias y en general todo lo que atente contra la dignidad humana, está por encima de cualquier cosa.

De esta forma, que las directivas y periodistas de RCTV hayan puesto en riesgo, por falta de prudencia, la existencia del canal es, así suene paradójico, censurable. Por supuesto que la actitud del coronel lo es aún más, a esta reencarnación de Bolívar le faltó sensatez y le faltó además, negociar con el medio de comunicación.

Un arrepentimiento de última hora, con una advertencia, como es de suponerse que lo habría hecho, lo hubiera dejado como una persona con corazón, como un individuo capaz de escuchar a la oposición, como un hombre que de verdad está interesado en una justicia social, como un líder que admite sus errores y como un auténtico Jefe de Estado que no sólo busca su interés personal sino que escucha a la comunidad internacional y actúa en beneficio de su pueblo.

Colegas comunicadores y periodistas, que se entienda bien que hay que saber jugar con las fichas que uno tiene y no que se piense que el mantener a toda costa la señal, en este caso, de un canal, sea entregarse o venderse al Régimen. Aquí quien supo jugar y muy bien fue, aunque doloroso aceptarlo, el presidente Hugo Chávez. Tal como sucedieron las cosas, no cerró el canal, lo que hizo fue no renovarle la concesión. Mejor dicho, como diríamos en Colombia, aprovechó el “papayazo”.

No hablo de negociar la información, hablo de saber manejarla, de mostrar, de denunciar pero con tacto, con total sigilo, con guantes de seda, para que se note, sin necesidad de alharacas o aspavientos, lo que está mal y cómo poder solucionarlo.

¿Qué es mejor estar al aire o denunciar sin señal? En este caso, el fin justifica el medio. Se trataba de hacer las cosas con discreción, de mostrar, sin el peligroso juego de las palabras, lo que no consideraban como un buen gobierno.

Tal vez muchos aducirán que las cosas hay que decirlas de frente y estoy de acuerdo, pero en esta situación, la diplomacia, la verdadera diplomacia tenía muchas cosas que ofrecer. Hay miles de formas de hacer visibles los acontecimientos. Creo que los comunicadores estamos en condición de eso.

Hacer oposición es saludable y es benéfico para un país. Pero hay que saberla hacer, es importante no caer en las trampas, no jugarle a la provocación, no retar al que de una u otra forma nos puede destruir.

No se preocupen, aquí no hay palabras cifradas. Creo que en este artículo no hay que obrar con manos de cirujano o con herramientas de semiótico.

lunes, abril 23, 2007

Amar lo que se conoce: primer paso para una lectura eficaz

Foto: By NetEng


Como una forma de entrar en la celebración y, por supuesto, con el ánimo de participar en las actividades bogotanas, en el marco de la designación, por parte de la Unesco, de la ciudad como Capital Mundial del Libro, presento a continuación un texto escrito hace unos meses, pero que viene como anillo al dedo y quizás sirva como una puerta de entrada hacia la lectura, en quienes no la practican frecuentemente, o como un recordatorio y un reafianzamiento en ella para aquellos que son sus frecuentes visitantes. Ofrezco, de antemano, disculpas por su extensión, tal vez demasiado amplia para un blog, pero mínima si se tiene en cuenta la importancia del tema.


Tal vez sea una simple frase de cajón pero realmente es muy difícil llegar a querer o a amar lo que nunca hemos tenido. Pero también lo es obligar a alguien a que lo haga .

Quizás con este título, un poco simple, se les venga a la mente de muchos, una serie de ideas sobre el amor. Posiblemente pasen por sus cabezas recuerdos de relaciones tormentosas, idílicas, platónicas o definitivamente constructivas y trascendentales.

Definir el amor es muy complejo. Infinidad de autores han tocado el tema. Sin embargo, lo que me preocupa hoy es poder contar lo importante, lo vital y casi lo imprescindible del amor o de la relación, si se quiere, entre hombre y libro. Ese puede ser un primer paso para poder llevar a cabo una lectura eficaz.

Es de ese amor del cual quiero hablar, de esa pasión que muchos sienten cuando acarician con sus manos y sus ojos las páginas de un texto. Pero no puedo hablar del amor sin tocar el odio. En todos existe ese sabor más agrio que dulce y en todos, por imperfectos, una preocupante bipolaridad que nos lleva de la euforia a la más aniquilante desolación.

Por eso, y por múltiples motivos de enseñanza y de aprendizaje, muchas personas no sólo no gozan con la lectura sino que además, caen en el abismo tedioso y calamitoso de la lectura obligada. Y terminan odiándola, aborreciéndola, detestándola.

Se privan así de los grandes placeres, del goce, de la inmensa riqueza que se puede obtener cuando logramos penetrar en los más recónditos rincones de las letras y las páginas.

Pero el odio no nace porque sí. Lo crea la obligatoriedad. Lo crea la presión, la amenaza, la retaliación. Desde niños hemos tenido que leer así muchas veces no hayamos querido. El Gato con Botas o Platero y yo, o quizás La Cenicienta o textos escolares como Nacho Lee fueron impuestos por nuestros profesores aunque no nos gustaran ni los gatos, ni las botas, ni los burros y sin querer entablar alguna amistad con el tal Nacho.

A la brava, muchos fueron introducidos en forma abrupta en el mundo de la lectura y hoy, con esos odios reprimidos, con esos recuerdos tenebrosos de hojas que pesaban más que la incesante búsqueda de la felicidad, aquellos quienes soportaron la ira del libro, continúan su calvario, en contravía del placer, por un camino agreste que los conducirá al saber.

Irónico pero cierto. Ese saber también debería descubrirse con alegría, con amor, con felicidad. Qué lástima que el conocimiento, según muchos, se obtenga únicamente con lecturas obligadas.

Habría que preguntarse primero qué es lo que se quiere conocer y qué métodos vamos a utilizar para ello. Hemos dicho, hasta ahora, que es importante amar el texto, de la anterior afirmación, podríamos deducir el segundo paso. Pero entendamos que de ninguna manera se pretende deslegitimar la lectura ni llegar a decir barbaridades que conduzcan al abandono de la misma. Por el contrario, de lo que se trata es precisamente de motivar esa lectura. Pero hay que ser claros: no se motiva a nadie obligándolo a realizar algo que no quiere.

Ahí es donde puede estar la fórmula y es ahí, quizás, donde se descifra esa eterna pregunta: ¿pero por qué la gente no lee?. Respuesta: ¿Le gustaría a usted tener que desarrollar trabajos forzados?

Bogotá ha sido designada por la Unesco, para el año 2007 como la Capital Internacional del Libro. ¡Qué buena noticia! Pero, ¿es real tanta dicha? Pese a que definitivamente se han hecho varios esfuerzos para que la gente lea, como llevar a cabo campañas como Libro al Viento o abrir bibliotecas públicas, los índices de lectura distan mucho de los de países desarrollados. Hasta hace unos tres años mientras en Europa el promedio de libros leídos al año era de 13 o 14 en Colombia si acaso llegaba a 2, eso obviamente entre los lectores, sin saber qué sucede con el grueso de la población.

Cuando uno como docente universitario indaga a sus alumnos sobre lo que han leído, encuentra que los que realmente lo han hecho, resaltan precisa y principalmente las lecturas obligadas del colegio o las que han tenido que leer en semestres anteriores, pero son muy pocos los que le citan a uno con orgullo autores desconocidos para el común, los que hablan con amor de lo que los libros le han dado para su vida, los que critican con argumentos a un escritor, los que contradicen cosas cotidianas con bases teóricas, o quienes construyen porque están motivados por un texto.

Posiblemente sea esa obligatoriedad la que no ha dejado que se descubra ese verdadero amor por la lectura. Cómo podemos pedir amor por algo que se tuvo que integrar a nuestras vidas a la fuerza. Eso algo así como consentir una invasión. Es como enamorarse del que tocó en lugar de permitirse que se sienta cariño por lo que nos atrae, lo que nos incita, lo que nos provoca, y por qué no lo que nos excita.

¿Se acuerdan ustedes con cuánto esmero y con cuánta dedicación muchos de sus padres y sus maestros estuvieron pendientes de lo que debían leer o no? Con toda seguridad nos escondieron textos, nos dijeron que leer x o y libro no estaba bien, en pocas palabras, nos hicieron saber que existían muchas “lecturas prohibidas”.

Pero dicen algunos que lo prohibido es lo más deseado. En cuanto a lectura se refiere, tal prohibición debería prohibirse. Leer no mata y al hacerlo no se le hace daño a nadie. Pero hay que hacerlo bien, hay que tener en cuenta que la lectura, ante todo, es comprensión e interpretación (Galvis, Perilla, Vega, 2005). Lo que sucede es que desconocemos, así como cuando se habla de la influencia de la televisión en los niños, que básicamente es cuestión de orientación y de diálogo, que la lectura es un proceso que comienza en casa, mejor dicho que hace parte de nuestra formación, en últimas que uno no puede amar algo que no conoce. Lo que no quiere decir, por supuesto, que aquellos que no han tenido el ejemplo, no tengan ahora la oportunidad de comenzar. Qué otra labor es la nuestra como docentes de Comunicación Escrita y Procesos Lectores que la de hacer que una persona llegue a tener una hermosa relación con los libros. ¡Qué orgulloso me sentiría si algún día me comparan con La Celestina, sólo que en este caso mi complicidad sobrepasa la piel y se inmiscuye con el papel.

Si uno no ha visto en su casa que alguien lee algo, es muy difícil que se interese por la lectura. Es algo así como lo que últimamente han dicho psicólogos y psiquiatras sobre el maltrato intrafamiliar, un niño maltratado tiene todas las condiciones para ser, en el futuro, un hombre que maltrata. O sea, y para nuestro caso, un niño que vio leer, posiblemente sea un hombre lector.

En muchas ocasiones y en aras de mi oficio, varias personas me han preguntado qué es lo que hay que hacer para leer, para interesarse por eso, qué es lo que uno debe leer y cómo debe enfocar sus lecturas.

Desde mi humilde punto de vista y con base en la experiencia y en textos como el de Rodrigo Villacís Molina, Lea, Piense y Escriba, puedo decir lo siguiente: en primera instancia hay que saber que existen cuatro tipos de lecturas, según el autor de marras: la lectura de comprensión, la de interpretación, la de cuestionamiento y la de construcción.

Como su nombre lo indica, la de comprensión consiste o mejor, se define como aquella que se hace y al final se logra un alto grado de entendimiento. Cuando leo y logro entender. Otro autores hablan de la prelectura (Galvis, Perilla, Vega,2005) o sea la que define el propósito de la misma, la que nos lleva a indagarnos sobre el autor, quién es, de dónde es, cuál es su entorno y su contexto político y social, la que nos genera dudas e incertidumbre y nos lleva a preguntarnos qué sabemos de los que vamos a leer, qué conocemos, cuánto manejamos el tema.

La segunda no sólo se basa en la comprensión sino que añade la interpretación, es decir, darle sentido a algo. Cuando leo y entiendo, pero además soy capaz de explicar eso que leí. Podríamos introducirnos entonces en la lectura como tal, o sea, en el proceso a través del cual, identificamos afirmaciones, o contenidos principales, determinamos la organización del texto, controlamos la comprensión o la medimos y relacionamos la información con nuestros conocimientos previos. Aquí ya entramos un poco en un proceso hermenéutico que en palabras de Hans George Gadamer se resume en entender que “el hombre no sólo va...tiende a... sino que viene de...”. Por tanto, en este paso, debemos ser capaces de explicar o declarar el contenido de un texto, explicar acciones, hechos o sucesos que pueden ser entendidos de diferentes formas. Concebir, ordenar, o expresar de un modo personal la realidad (http://www.rae.es/ ).

Por eso, cuando se lee, uno debe hacerse preguntas y entrar de lleno en la interacción con el autor.

Posteriormente, y concatenándonos con lo antes expresado, viene la lectura de cuestionamiento o sea aquella en la cual indago al autor frente a lo que dice, lo interrogo, comparo lo que escribe con lo que yo sé, con lo que he vivido, asumo posturas frente al texto, creo a medias, no como entero, investigo, profundizo, tomo para mí lo que me sirve y desecho lo que no, releo, pregunto, leo a otros autores para corroborar o contradecir al primero, pienso, reflexiono, analizo.

Y por último la lectura de construcción que consiste precisamente en construir o crear cosas con base en la lectura. Cuando soy capaz de tomarla como referente para poder escribir nuevos textos. Un poco lo que estoy haciendo con éste. En esta etapa podemos de nuevo citar a Galvis a Perilla y a Vega: Lo último es la poslectura. Algo así como una etapa de evaluación o de control, en ella, hago cuadros sinópticos, reseñas, resúmenes, mapas conceptuales con el fin de hacerme a una idea mucho más amplia y concienzuda del texto.

Fíjense ustedes como el proceso lector pasa por varias etapas y fíjense además como leer no sólo es recorrer con la vista un poco de palabras sin descubrir su verdadero fin.

Lo que tenemos que preguntarnos cuando vamos a leer es qué busco o qué quiero encontrar en un libro o en un determinado documento, fotocopia, texto o como quiera llamársele.

En segunda instancia y para tratar de responder a esas preguntas que con frecuencia se me hacen, debemos decir que en la medida de lo posible no se debe leer algo por obligación. Quizás muchos académicos pondrán el grito en el cielo pero creo que se ha dicho suficientemente que lo obligado en lugar de motivar, genera una carga demasiado pesada de llevar. Por supuesto que cuando hablamos de la academia nos veremos siempre en la obligación de citar muchos autores y muchos libros pero hay que tener en cuenta que los que citamos no necesariamente son los únicos que existen. Recomendar textos, si uno los ha leído, sería la idea adecuada. De lo que se trata es de poder, con base en las experiencias personales textuales y también con base en la vida misma, construir nuevas cosas, proponer, defender, criticar, analizar, argumentar.

De lo que se trata, y así se lo he dicho a mis estudiantes, a quienes no llamo alumnos sino interlocutores, tal cual me lo enseñó Daniel Prieto Castillo, comunicador social argentino y autor de varios textos, es de que cada uno de ellos lea lo que quiera, lo que lo apasione, lo que lo emocione, lo que le haga sentir placer y alegría, lo que lo incite, lo provoque, lo confunda, lo inquiete, lo motive. Que lea con entusiasmo no para ser interrogado sobre eso que leyó sino para que le sirva en la construcción de su vida y su futuro profesional y personal. Ahí es donde radica la importancia de la lectura.

Que sepan que la lectura es la herramienta sin la cual no pueden ser competentes ni competitivos en este mundo cada vez más globalizado.

A mi me ha funcionado la estrategia de decir en clase que quien lea algún texto, pueda explicarlo, compararlo con su proyecto de vida y por último crear nuevas cosas soportado en ese mismo texto, ha dado un gran paso para poder enamorarse de los libros, pero que quien no avance en ese proceso no sólo va obtener una baja evaluación, cosa que sería lo de menos, sino que definitivamente va a perder la oportunidad de crecer como individuo y como profesional. Es el estudiante quien sabe a qué va a una clase.

Una última cosa que quiero compartir con ustedes es la importancia que tiene el hecho de leer periódicos. De moda se ha puesto esa frasecita de que hay que hacer una lectura de todo: “haré la lectura de esa obra teatral”, “Tendré que hacer una lectura sobre su vida”, “hay que hacer la lectura de esos comportamientos”, mejor dicho hay que leer todo. ¡Qué maravilla! Si así es la cosa, pues también leamos los periódicos para poder leer la vida.

No voy a entrar en la discusión trivial de si lo que dicen los medios es o no cierto. Eso se queda para otros espacios. Lo que si diré es que por lo menos debemos saber en dónde estamos parados, en qué mundo vivimos, qué pasa a nuestro alrededor, qué pasa con la política, con la artes, con la cultura, con la economía o con la cotidianidad y eso, mal que bien, nos lo dan los periódicos.

Tampoco haré el análisis de si están bien escritos o fallan en su redacción y gramática. Lo que busco es que entendamos el contexto, que entendamos lo que pasa y que juzguemos o alabemos con criterio. Por ejemplo, si le interesa el tema del conflicto del Medio Oriente, por qué no busca un texto que le ayude a entenderlo. Si su interés es la cultura por qué no consulta autores que toquen el tema, si lo que lo apasiona es el cine, que entre otras cosas es la extensión de la literatura, búsquese un texto de cine.

Libros, textos y autores hay de todo y para todos los gustos. Pero primero pregúntese qué es lo que le gusta, qué quiere saber, qué quiere conocer. Cuando lo haga, con toda seguridad tendrá de quién enamorarse.

viernes, marzo 09, 2007

Transmilenios y otras "peñalosadas"

Foto:By jandiro
Durante los últimos días me han llegado varios correos electrónicos en los cuales me invitan a hacer parte de la protesta que se tiene planeada para el próximo 12 de marzo y que consiste en no utilizar el Transmilenio para desarrollar lo que han llamado el "Día sin Transmilenio".

No puedo hacer parte de la protesta simbólica porque, la verdad, nunca utilizo ese sistema que, como ya he dicho, se quedó corto frente a la demanda de pasajeros que diariamente tiene. Sin embargo, la construcción del metro es una necesidad prioritaria y el Transmilenio debe ser complementario, por lo tanto, si la ciudadanía está inconforme con ese, dizque, sistema masivo, pues es libre de hacer esas y todas las protestas que quiera, siempre y cuando estén enmarcadas dentro de la ley y sean pacíficas a toda costa.

De manera pues que como la gente ya se cansó de que la atropellen en esos buses que no ofrecen un buen servicio, la invitación es, de nuevo, para que piensen bien lo que van a hacer el próximo mes de ocubre cuando elijamos a nuestros alcaldes, concejales, ediles, diputados y gobernadores.

Aquí en Bogotá ya se demostró que los que quieren gobernar como si estuviéramos en Suiza, llámese Peñalosa, deberían más bien irse para Berna y proponer sus "maravillas" en esa capital a ver si ahí sí les paran bolas y no acaban con el comercio, la industria y los carros particulares en nuestra ciudad.

Deberían instalarse allá para que puedan montar todos los días en bicicleta y para que sus sueños de concreto se hagan realidad. En colombia no necesitamos sólo muros, hay que pensar más en la gente y no tanto en embellecer una ciudad a costa de invertir millonadas que podrían ser destinadas para otros asuntos como el empleo, la seguridad y la movilidad.

La última "Peñalosada", es poner en funcionamiento el Tren de Cercanías. ¿Será doctor Peñalosa que por fin se dio cuenta de que su monumental Transmilenio se le quedó chiquito y por no dar pie atrás con lo del metro, ahora propone lo que muchos otras ya propusieron?

Perro viejo late echado, dicen por ahí, y la ocurrencia no es más que una argucia política que ahora los medios van divulgar como si fuera otra de sus maravillas.

Por otro lado, les cuento que también he recibido un correo que me invita a leer la página web, www.drgdiaz.com , en ella, en la parte de actullidad, se muestran unos datos realmente valiosos sobre la poca eficacia del Transmilenio y unas estadísticas sobre la contaminación en Bogotá. Dénle un vistazo y encontrán que todo lo que brilla no es oro.

lunes, marzo 05, 2007

Movilidad... ¿sin límites?

Ya se sabía, lo de los bombos y platillos con los cuales se anunció el cambio de la Secretaría de Tránsito por la de la Movilidad, sólo fue una alharaca que hasta ahora, no ha producido ningún resultado positivo.

Todavía se siguen presentando los mismos problemas de siempre: abusos de las grúas, que se roban vehículos como forajidos de las mejores organizaciones, trancones, buses, busetas, colectivos y taxis piratas, semáforos donde no se necesitan y falta de ellos en sitios clave, según informa hoy El Tiempo, y lo que faltaba, hasta la tecnología les quedó grande.

Va uno a imprimir el formulario sugerido de impuestos para vehículos en la página de la Secretaría de Hacienda Distrital, incorpora los datos que se piden y luego sale una ventanita que dice que no hay formulario sugerido. Vaya, vaya.

Es posible que la nueva estrategia de la “gran” Secretaría que se anunció, sea ahora la de ponernos a todos a diligenciar formularios, a mirar tablas o a contratar a algún experto para que nos liquide la cuentica, no vaya y sea terminemos regalando nuestro dinero a esa entidad que por lo que se ve, ni fu ni fa.

También es posible que como experto de las Leyes de Murphy que soy, únicamente me haya sucedido a mí ese caso, lo cual no es de extrañarse, máxime cuando he emprendido una campaña en contra de la persecución a los carros particulares promovida por Peñalosa, Garzón y demás. Estamos en Colombia, vaya uno a saber.

De todas formas, de ser así, les estaré contando, pues envíe una queja a través de la página http://www.shd.gov.co/ con el fin de poder obtener mi formulario vía Internet o a través de correo certificado. Vamos a ver cuándo me responden. Amanecerá y veremos.

Por otro lado he de contarles que la semana pasada tuve un contacto virtual con la senadora Piedad Córdoba quien se mostró muy interesada, a raíz de mi anterior artículo, en todo lo que tiene que ver con esos asuntos ambientales. Parece ser que la poca eficacia de las medidas como los días sin carro y demás espectáculos circenses, llamaron la atención de la senadora. Quiero pedir a mis lectores la colaboración para ayudar a Piedad, ojalá ella nos ayude a no tener que huirle a los policías de tránsito como si fuéramos malandrines de poca monta, por el hecho de tener un vehículo particular, en vez de verlos, a los policías, como colaboradores de la ciudadanía. Creo que una buena forma de ayudar, sería apoyando una campaña que termine “aplastando” políticamente a Peñalosa antes de que él lo haga con nosotros.

Le conté a la senadora Piedad que mi aspiración es llegar al Concejo de Bogotá a ver si desde allí podemos mover , pero de verdad mover, a los capitalinos para solucionar los problemas que hoy por hoy nos afectan. Aún estoy esperando la respuesta a ese mail, doctora Piedad. Me preocupan tres frentes: por supuesto, el de la movilidad, el segundo tiene que ver con el empleo y el tercero con la seguridad.

Fíjense que si le prestamos real interés al primer punto, podemos llegar derechito a una buena propuesta de empleo a largo plazo. Por ahora no les cuento más porque gentecita que se roba las ideas es lo que sobra.

Y en cuanto a lo de la seguridad también tengo algunas propuestas. Lo primero es autorizar de una vez por todas los cerramientos de los conjuntos residenciales. Estos no deberían existir, pero mientras el Estado no nos proporcione tranquilidad, una valiosa estrategia es adecuar, con todas las normas, con toda la estética, y claro está, cumpliendo la ley, las cercas, o las mallas o lo que sea, sin llegar a situaciones extremas como las de taponar calles o carreras, por ejemplo.

Otra cosita. Hay que tumbar todos los bolardos del señor Peñalosa y además volver a implantar las zonas azules.
Bueno, por hoy me callo. Espero poder aportarle a la ciudad desde mi profesión y mi experiencia, pero tal y como se lo comenté a la Honorable Parlamentaria, como no tengo padrinos, pues estoy buscando un aval. Cualquier cosa, en la columna de la derecha está el correo.

martes, febrero 20, 2007

Colombia: país de amnésicos






“El invento del ex alcalde Peñalosa le ha valido $63 mil millones al comercio y
a cada gasolinera 20 millones por año. Ni las gangas mueven la ciudad” .

(Periódico Hoy. 2 de febrero de 2007).

Este parece ser el balance del Día sin Carro desde el punto de vista económico. Porque si vamos a hablar del medio ambiente, tenemos la siguiente perlita:


“17,9% más del temido PM10. La jornada demostró que sacar los carros de las vías
no reduce la contaminación más peligrosa”.


(El Tiempo. 2 de febrero de 2007).

Hay quienes creen que la campaña que he propuesto desde este blog tiene como fin un mero interés personal y que desconozco el bien común y me mueve más el particular. Pues déjenme decirles que muy por el contrario, soy respetuoso de las opiniones divergentes y desde luego, lo que me anima es que entre todos construyamos una ciudad mejor.

Para ello debemos hacer consensos y en pro de la consecución de ese propósito, enfriar nuestras cabezas, dilucidar con claridad, conversar con altura y contradecir con argumentos, cosa que al parecer han olvidado algunos de nuestros magnánimos gobernantes durante los últimos días.

No se trata de ser radicales ni de cerrarse a la discusión. Pero tampoco se pueden dejar pasar por alto algunos pronunciamientos un tanto traídos de los cabellos. Ni más faltaba que ahora se diga que como niños ricos defendemos el carro y el pueblo que aguante las porquerías de un servicio de transporte público cada día más malo, ineficiente y corrupto en el fondo de sus entrañas. Eso, señores, es precisamente lo que no queremos. El día que nos pongan un servicio digno de seres humanos y no de animales de matadero, pues dejamos el carro en la casa, nos evitamos seguir enriqueciendo a quienes realmente lo son, pagando sobretasas a la gasolina y demás impuestos absurdos, evitamos el desgaste de nuestros vehículos, nos movilizamos con la dicha de tener un conductor, nos olvidamos de manejar en una ciudad llena de huecos, en fin, contribuimos, como ya lo venimos haciendo, al mejoramiento de la movilidad en Bogotá.

Pero por ahora, colaboren los transportadores y los dirigentes, sacando de circulación unos y haciendo cumplir la ley los otros, a todos esos vehículos que transitan sin permiso, a todos esos taxis piratas, como se descubrió hace poco en Cali (en la capital también sucede), a todos los colectivos que viajan a Bosa, Soacha, Suba, o Fontibón con deterioros que saltan a la vista. Nosotros somos conscientes de que un vehículo en mal estado es un riesgo para la seguridad de sus ocupantes y de los demás ciudadanos y para el medio ambiente, pero no admitimos, de ninguna manera, que se hagan revisiones a nuestros carros de una forma pensada sólo para que circulen vehículos de menos de diez años. Un automóvil viejo bien tenido, sea el modelo y la marca que sea, tiene derecho a utilizar la malla vial y a circular como un último modelo.

Ahora, si se trata del calentamiento global, de la contaminación y demás daños que se están viendo en nuestro planeta, luego de los inventos del hombre, mayor depredador del universo, aquí va la otra joyita:

“Aunque durante la novena versión del ‘Día sin Carro’ las emisiones de monóxido de carbono se redujeron de manera drástica, la mala calidad del diesel utilizado por el transporte público colectivo elevó considerablemente los niveles de contaminación del aire”. (El Tiempo. 2 de febrero de 2007). (La cursiva es mía).

No se olviden, defensores del aire y del planeta, que no sólo los vehículos, (sin sincronizar, claro está) contaminan. Las industrias, los aerosoles, el mal uso de algunos electrodomésticos, la mala costumbre de no reciclar y el uso de combustibles de mala calidad, son, entre otros factores, los mayores causantes del calentamiento global. “A partir de la segunda mitad del s. XIX, con el inicio de la industrialización de los países, que a la postre llegaron a ser los más ricos, comenzó a desarrollarse el germen de la más grande falla de mercado que jamás se haya experimentado. Se trata del cambio climático, provocado por la concentración de los denominados gases de efecto invernadero en la atmósfera, en especial dióxido de carbono...” . ( Carlos G. Cano, Codirector del Banco de la República. Lecturas de Fin de Semana. Diario El Tiempo. 3 de febrero de 2007)

Y continúa el artículo: “El principal motivo de la generación de estos gases ha sido la proliferación incesante del uso de combustibles fósiles –petróleo, carbón y gas natural- destinados a satisfacer los requerimientos energéticos del aparato productivo. Y, en segundo lugar, tala y quema de bosques naturales”

De manera pues que a otro perro con ese hueso de que hay que sacar los carros particulares o desestimular su uso. La cuestión parece ser de otro calibre. ¿Será que hay intereses económicos de por medio? Blanco es...

Por otro lado, quienes argumentan que mi lucha es política, permítanme decirles lo siguiente: sólo quiero una ciudad mejor y si con la política lo logro, bienvenida sea. ¿Quién me avala entonces para el Concejo?

Si la cosa es política, entonces permítanme también decir otra cosita: ¿quieren bolardos, bicicletas, peajes urbanos, Transmilenios que ya no aguantan la demanda y que no caben por algunos sectores de la ciudad, ciclorrutas peligrosas y mal construidas, impuestos a diestra y siniestra, persecución al comercio, autoritarismo puro? Bueno, pues hay un candidato a la Alcaldía de Bogotá que por culpa de un pueblo amnésico va liderando las encuestas. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. ojo al votar.

miércoles, febrero 07, 2007

Hay que quejarse

La semana pasada realizamos una protesta simbólica por las calles de Bogotá con el ánimo de hacer saber al señor alcalde Garzón, a Enrique Peñalosa y a la ciudadanía en general nuestro desconcierto y nuestro desacuerdo, por supuesto, por las medidas abusivas y arbitrarias que nos quieren imponer a los propietarios de vehículos particulares.

He estado indagando y la mayor parte los propietarios de carros particulares considera un atropello lo de la revisión técnico mecánica, y ni hablar de los exabruptos que se encuentran en el Código de Tránsito, de los peajes en el interior de la ciudad, del aumento de la gasolina, que este mes bajó 3 pesos, pero que en el próximo subirá 27 o 30, y del “cambio de imagen” de la secretaría, que realmente cambió de nombre pero en el fondo ni fu ni fa, entre otros.

Como la idea primordial no era salir en primera página de El Tiempo, cosa que agradecemos, sino aglutinar, en un futuro, a un buen número de personas inconformes con todos estos abusos, para hacernos sentir (pacíficamente, claro está), pues vuelvo a hacer la invitación para que organicemos y creemos una Asociación Nacional de Propietarios de Vehículos Particulares. Escucho propuestas.

Por otro lado, me han llegado algunos correos en los cuales me informan de otro atropello. Según me cuentan, la empresa de telefonía celular Comcel no está siendo lo suficientemente justa con sus clientes y por ello los usuarios prepago se quejan con las siguientes palabras (ojo, transcribo tal cual me llegó el correo, con todo y errores ortográficos y de redacción):

“El minuto entre usuarios COMCEL es más costoso que en otros operadores por el mismo concepto. Nos han quitado el servicio de conocer "el saldo en minutos" situación que nos coloca en desventaja al no saber cuanto tiempo nos queda. No nos sirve saber el monto en dinero de nuestras cargas. Queremos seguir escuchando la voz femenina que nos indique cuantos minutos tenemos disponibles para realizar una llamada, rechazamos el aviso escrito al final de cada conversación.

Los usuarios de Pre-Pago también tenemos derecho a la reposición de equipos en caso de robo, perdida y daños certificados.

No más reportes a las centrales de riesgo por cuentas mínimas y sin recibir explicaciones de parte de los afectados. No es justo que si marcamos un número de otros operadores: Nacional, Mivistar y Tigo, inmediatamente nos resten un minuto de nuestro tiempo sin que al otro lado respondan.

Hasta cuando seguiremos los usuarios de COMCEL realizando llamadas que son tomadas y cobradas por minutos y no por segundos como sucede en otros paises?, ya es hora de un cambio señores.

Los usuarios de COMCEL carecemos de oportunidades y promociones efectivas, ¿que pasó con la convocatoria y las facilidades para cambiar equipos de baja por equipos de alta gama???

Estas 7 razones son suficientes para hacer una protesta; somos usuarios, consumidores del servicio celular autorizado por las Leyes colombianas pero ya estamos cansado de las injusticias sociales y el maltrato que por parte de este operador recibimos.

Ó cambian las reglas o la resistencia civil se verá cuando cambiemos de operador...

Por favor, envíe este mensaje mínimo a 50 personas usuarios de telefonía celular en Colombia (no importa si no tienen COMCEL), hágalo por patriotismo, no permita más el abuso de estas multinacionales exclavisantes. Proteste, no se arrodille más, ayude a muchos compatriotas que como usted o como yo hemos sufrido atropellos en el servicio y hasta en el pago de estos derechos...”

Como ven el descontento es grande. La verdad a mí Comcel me parece una empresa seria y con una excelente cobertura, pero no podemos desconocer su falta de atención al público y si lo que dicen quienes enviaron este correo es cierto, pues la falta de respeto para con los usuarios prepago también es enorme.

Cuidado Comcel que entre mejor se tenga a los clientes, mejores serán los resultados. Ustedes saben más de eso que yo.

jueves, febrero 01, 2007

¿Carro o zorra?


Ojalá que esta columna cale en la mente de muchos y de una vez por todas, quienes nos sentimos atropellados por el autoritarismo de ciertos alcaldes, nos organicemos y hagamos valer nuestros derechos.

En forma increíble, desde hace un tiempo los propietarios de vehículos particulares, especialmente de Bogotá, venimos siendo perseguidos ferozmente y sin ninguna contemplación. Quizás aún no se hayan implantado algunas medidas, pero ya se piensan y la verdad son preocupantes. Enrique Peñalosa debe estar feliz pues su sueño de hacernos montar en bicicleta a todos, tal y como vamos, va a hacerse realidad muy pronto.

Y Garzón, qué lástima, pues también porque definitivamente parece que no pudo solucionar el problema de movilidad y terminó haciéndole caso, frente a ese asunto, al ex-alcalde.

Está comprobado que los vehículos que más contaminan son los de tráfico pesado, es decir buses y camiones y por supuesto Transmilenio. Nosotros quienes tenemos un carro para movilizarnos a nuestro trabajo, sólo lo movemos para eso y la mayor parte del tiempo permanece parqueado y si no fuera así, quien posee carro particular, también es un ciudadano a quien se le deben respetar sus derechos.

Nosotros pagamos impuestos, cumplimos con los certificados de gases, pagamos la sobretasa a la gasolina y cumplimos con las normas que se inventan día tras día nuestros dirigentes. Por lo tanto tenemos derecho a utilizar la malla vial y a transitar, por supuesto, con responsabilidad y prudencia por las calles de Bogotá, cosas que por cierto, les hacen falta a muchos de los conductores de servicio público.

Como están las cosas, no tendremos ninguna otra opción que transportarnos en zorra para ir a trabajar, o a mercar, o a sacar a nuestras familias a pasear. De pronto es eso lo que buscan estos genios que quieren manejar la ciudad como si estuviéramos en el siglo XIX.

Por estas arbitrariedades, cuatro personas hemos pensado una protesta simbólica que consiste en transitar en el día del no carro, precisamente en uno de esos vehículos de tracción animal con una aviso que dice: “El transporte que Peñalosa y Garzón quieren”. Parece que el negocito del transporte público es tan rentable que definitivamente quieren hacernos montar a todos en esas latas de sardinas (incluido Transmilenio) para no soltarlo y por el contrario, acrecentarlo.

Varios expertos ya lo han dicho. Bogotá está en mora de poseer un metro. El Concejal Bruno Díaz parece haber estudiado el asunto y lo avala con cifras en mano. Ese cuentico de Camilo Durán, el nuevo “periodista” de Mesa de Noche en el Canal Caracol, de que el 72% de los vehículos que transitan por la ciudad, es de servicio particular no cuadra mucho. Lo que sí cuadra es que hay taxis piratas, buses piratas, incumplimiento de la ley en cuanto a la chatarrización de buses y busetas y sobre todo, una mina de oro con esos buses rojos.

Las medidas que se nos vienen no son cualquier lagaña de mico. Por ejemplo, lo de la revisión técnico-mecánica es otro negocio bien montadito y en un tiempo una fuente de corrupción peor que la de Álamos hace algunos años con la tal calcomanía.

Nadie dice que es responsable ni serio transitar con vehículos en mal estado, pero de ahí a que no se les permita hacerlo porque tienen rayones o una lata golpeada que no reviste peligrosidad para nadie, o soldaduras inofensivas, es francamente un abuso. Independientemente de si es un último modelo o un carro viejo bien mantenido, lo que se debería pensar es en que cumplan las normas mínimas pero sin exageraciones absurdas que sólo pretenden llevarnos a todos a comprar carros nuevos cada dos años. Peñalosa, Garzón, ¡NO ESTAMOS EN SUIZA!

Desconozco si en la actualidad existe, pero si no, sea esta la ocasión para crear una Asociación Colombiana de Propietarios de Vehículos Particulares a ver si unidos nos respetan así como lo han hecho con Apetrans o con las compañías de taxis que sin sonrojarse han hasta trancado las vías. Nosotros somos más pacíficos, pero no por eso idiotas.