A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

jueves, octubre 26, 2006

¿Para qué es un blog?


Muy complacido estoy con las críticas de muchas personas y también con los espaldarazos de felicitación de otras, por la publicación de este blog. De eso creo que se trata el asunto, de poder opinar y de poder debatir con altura esas opiniones que se emanan desde este medio de comunicación, tal y como aparece en su cabezote.

Afortunadamente estos medios tecnológicos nos dan la oportunidad de poderle llegar a muchos y afortunadamente, también, brindan la opción de retroalimentar a los autores de los textos de manera inmediata.

Los comentarios son, sin duda, una excelente vía para conocer lo que otras personas piensan sobre lo que uno dice. El Informante hasta ahora está en proceso de construcción, de crecimiento, de diseño y claro que aún no tiene un inmenso público lector, pues por su juventud y por estar realizado por un simple periodista independiente y profesor universitario, quizás no genera la gran expectativa que podría desencadenar un columnista del Le Monde Diplomatique o de el Miami Herald. Pese a lo anterior, gracias a Dios no me estoy leyendo solo.

Sin embargo, encuentra uno en círculos sociales cuando le hablan del blog cosas tan absurdas como risibles del tamaño de la siguiente apreciación: “qué tal un blog en donde sólo escriba usted”. Obviamente uno queda sorprendido de semejante despropósito. Pues claro que en mi blog sólo escribo yo, lo cual no indica que se le cierren las puertas a distintas opiniones, pues como ya lo anoté, para eso están los comentarios.

Blogs hay de todos y para todo. Si usted quiere uno de deportes pues entra a eltiempo.com en donde los bloggers deportivos pululan, si quiere uno de sexo pues basta con leer a Sofía Acalantide también de El tiempo, si lo que desea es uno de política pues lee a Felipe Zuleta en Blogspot.com, en fin si lo que realmente le apasiona es ser más uribista que José Obdulio Gaviria y quiere hacérselo saber al mundo, pues qué está esperando cree uno y opine a su antojo.

Yo no me considero ni uribista ni antiuribista, únicamente comento lo que desde mi óptica de ciudadano y de periodista puedo observar. Cuando nuestro presidente me demuestre a mí, como parte de este país, que merece una nota de congratulación, la haré sin pensarlo dos veces, pero mientras siga dándome cuenta de que con la manera de manejar el país nos lleva directo a al despeñadero, no tendré otra alternativa que seguir opinando en su contra así a muchos les produzca escozor.

Para eso cree este blog. Para poder divulgar mi pensamiento sin estar casado con un gran medio en donde, pese a los defensores del televidente y de los lectores, las cosas se siguen publicando sin mostrar verdaderamente la realidad. O si no que con toda franqueza muestren quiénes participaron en la encuesta que con un 60% apoya la decisión del presidente de rescatar por la vía militar a los secuestrados. Yo personalmente he hablado con varia gente y no todos están de acuerdo y no es ese 40% restante. La realidad de la calle parece ser una totalmente distinta a la que devela la encuesta de marras en los medios.

Qué esperan entonces amigos y detractores. Envíen comentarios o publiquen un blog, pero dejen de decir solapadamente ridiculeces como las que ya mencioné. De todas formas gracias a todos, menos mal ya están hablando de mí.

viernes, octubre 20, 2006

El país del sagrado corazón de Uribe

Execrable, repudiable y absurdo lo del atentado de ayer en el Cantón Norte de Bogotá.

Quienes lo perpetraron no merecen más que el rechazo y la condena pública tanto en el ámbito nacional como en el internacional, además de la persecución implacable y su justo castigo. Pero de ahí a que salga de un hombre de Estado, que es lo que debería ser Álvaro Uribe, un discurso cargado de errores, producto de un corazón herido, hay una brecha incalculable que puede ser más perjudicial que la misma bomba de la Universidad Militar.

Si la prueba reina de que fueron las FARC las autoras de ese hecho criminal es la interceptación de una comunicación entre el autor material y el Mono Jojoy, supuesto autor intelectual, pues entonces el gobierno está en mora de capturarlos. ¿Acaso no fue esa la herramienta que se utilizó para encontrar a Pablo Escobar?. El gobierno desde hace años sabe dónde están los que buscan. ¿Qué pasa, no les interesa someterlos a la justicia?

La cooperación internacional, si realmente la hay, debería centrarse precisamente en esa ayuda para encontrar, en cualquier territorio, a esos que el mismo presidente llama cobardes y fantoches.

Lo menos que debe hacer un jefe de gobierno ante una situación como la ocurrida, es apresurarse a tomar medidas aún con la cabeza caliente y con el pecho abierto. Ese es quizás el gran error.

Todos saben que el país no está en paz. El conflicto interno está lejos de solucionarse. Por lo tanto, esperar que cesen las hostilidades y que los muertos diarios de nuestra eterna guerra desaparezcan de un momento a otro, es también un absurdo que no le cabe en la cabeza a alguien.

Uno no llega acuerdos con los amigos sobre temas trascendentales, porque se supone que si son amigos, en lo fundamental no hay discrepancias. Una verdadera negociación de paz se hace con el enemigo y de él no se puede esperar más que ataques. De manera pues que la respuesta a este atentado no debió haber sido una alocución tan populista y sedienta de venganza sino un golpe militar igual o mayor, es decir, una captura, un golpe de mano a cualesquiera de los frentes guerrilleros o un endurecimiento en la Política de Seguridad Democrática, que como ya lo he dicho en otros artículos, es un adefesio que va a terminar, si no matándonos a todos, sí dejándonos en un país peor de violento y corrupto, pero es lo que tiene el gobierno para repeler a sus enemigos, estamos en guerra señor presidente, qué le vamos a hacer. No pida que no haya atentados, la paz se consigue en medio de las balas o si no que razón tendría una negociación.

Imperdonable la falta de seguridad en lo que dicen es el corazón de la milicia en nuestro país, tal y como lo dijo el vicepresidente Santos. Pero imperdonable también que ahora sean los secuestrados los que vayan a pagar el plato roto.

Ya se estaban haciendo acercamientos entre el gobierno y las FARC para un intercambio humanitario pero luego del carro bomba, todavía sin una contundente prueba en contra de ese grupo guerrillero, la orden de Uribe es rescatarlos a sangre y fuego. Los condenaron a muerte dijeron sus familiares, nos condenaron a todos digo yo, pues si no se negocia, como le he insistido, la zozobra, los atentados, las bombas, los secuestros, seguirán reinando.

Presidente usted puede ponerse muy bravo, pero ese mal humor no nos puede llevar a todos a la destrucción. No se preocupe que así usted salga del gobierno en el 2014 o en el 2018 las encuestas lo van a favorecer. Colombia es un país que se enamora del populismo, usted ya convenció con esa estrategia a la gran mayoría, pero no puede seguir haciéndolo con una cosa tan seria como la seguridad. Recapacite, cálmese, relájese y actúe sin acaloramientos, seguro que todos se lo vamos a agradecer.

Ojo colegas periodistas y directores de noticieros, si Raúl Reyes es la vedette de los medios, como lo dijo Uribe, posiblemente la persecución ya no vaya a ser sólo contra ese individuo sino también contra nosotros.

lunes, octubre 09, 2006

¿Está emulando a Pastrana el presidente Uribe?


Una de las banderas de la primera campaña presidencial del doctor Uribe fue la seguridad democrática, su discurso se centró en la guerra frontal a la guerrilla y a la consecución de la paz a través de la vía armada. Es decir guerra total para parar la guerra. ¡Vaya paradoja!

El discurso convenció a la inmensa mayoría que terminó eligiéndolo para que después del fracaso del Caguán, se acabara de una vez por todas con las Farc y se le diera la estocada final a un conflicto interno de más de cincuenta años.

Convertido en un héroe nacional, Uribe invirtió millonadas en la Fuerza Pública, destinó del presupuesto nacional un gran porcentaje a mejorar las condiciones de los militares y de la policía y a equiparlos con mejor armamento y mejores herramientas para el combate.

Luego de estos cuatro primeros años, lo que se hubiera podido invertir en salud y educación, se perdió por cuanto los resultados esperados aún no se ven, ni se vislumbran por ningún lado.

Ahora, en los albores de un nuevo mandato, le dio al presidente Uribe por negociar y si es el caso, reunirse con “Tirofijo” o con Raúl Reyes, quizás con ganas de tomarse también una “fotito” muy abrazado con alguno de los dos.

Lo del abrazo pues es lo de menos, lo que realmente no encaja dentro de lo que ha pretendido mostrar nuestro mandatario es que haya criticado vehementemente a su antecesor y ahora esté a punto de hacer lo mismo.

Tal vez Pastrana tenía la razón, pero nadie le entendió. Acabar con la guerra a punta de balas es un error craso que termina deteriorando todavía más las condiciones de vida de la población civil.

El único camino sano es el diálogo del cual deben surgir las condiciones para que realmente haya justicia social en este país, lo que a la postre repercutiría en una paz sólida y permanente.

¿Se dio cuenta Álvaro Uribe que a Pastrana, pese a sus errores en otros frentes, se le engañó pero que sus intenciones eran buenas?. ¿Recapacitó y entendió que matándonos entre todos no podemos construir nunca un país mejor?

Ojalá en estos próximos cuatro años también caiga en la cuenta de lo esencial que es invertir en educación, de lo justo que es darle a la ciudadanía unas buenas condiciones laborales y también unos servicios de salud dignos, de lo importante que es pensar en cómo se redistribuye la riqueza y de lo fundamental que sería, de verdad, combatir la corrupción y el clientelismo, los cuales también prometió erradicar pero a los que está, según hechos recientes, entregado en cuerpo y alma.