A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

jueves, noviembre 30, 2006

¿El poder para qué?


Increíblemente decepcionado y con algo de nostalgia por la imagen perdida de un hombre maravilloso al cual tuve la dicha de conocer de cerca hace algunos años, cuando trabajaba en Fecode como Jefe de Prensa y él como presidente de la CUT, me encuentro hoy, al ver la indignante arrogancia con la cual ese líder, al que admiraba, enfrenta el problema de la movilidad en Bogotá.

Represión y más persecución a los dueños de vehículos particulares, represión que él mismo detestó en sus épocas de sindicalista y que hoy ejerce desde su despacho en la Plaza de Bolívar imitando a quienes tanto criticó.

Lo recuerdo como una persona seria, sensata, siempre dispuesta a negociar y bastante centrada en los momentos duros. Su izquierda política siempre jalonó hacia el centro y la radicalidad de algunos era realmente revaluada con argumentos coherentes y brillantes. Me quitaba el sombrero cada vez que lo veía pasar o llegar a las múltiples reuniones en las que estuvimos juntos. Creía, en ese momento, que la entrega y el carisma que siempre lo caracterizaron eran suficientes para poder llegar a las más altas esferas del poder.

De ese hombre no queda nada. ¡Qué lástima¡. Tal vez no lo dejaron ser quien realmente es, quizás los grandes grupos con los que se comprometió para llegar a la Alcaldía de Bogotá, terminaron manejándolo como un títere, es posible que en las entrañas del poder se muevan monstruos gigantescos y poderosos que sean quienes realmente tienen el sartén por el mango en la dirección de la ciudad.

Me niego a creer, por respeto a él, a su imagen y a su recuerdo, que sea Garzón ese hombre arrogante y arbitrario que hoy se muestra en los medios de comunicación. Lo apoyé cuando fue candidato presidencial, iba incluso a trabajar en su campaña, pero por razones que no son del caso nombrar ahora, terminé únicamente depositando el voto a su favor, defendí su imagen y sus carisma ante muchos, defiendo hoy lo que muchos no ven, su trabajo incansable por los desvalidos, resalto y aplaudo su campaña “Bogotá sin Hambre”, porque aunque es un paliativo, por lo menos alimenta por tres años a quienes no tienen ni para un pan.

Pero no puedo estimular ni respaldar las decisiones que ha tomado en torno al tema de la movilidad. No es posible que seamos, como lo dije en una nota pasada, los dueños de vehículos particulares los que tengamos que pagar por las cosas absurdas que otros sectores cometen. Hablo concretamente de los transportadores piratas, de los taxistas de los paseos millonarios que andan en vehículos no autorizados para transitar, de los “zorreros” que no tienen permiso para utilizar la malla vial, de ella misma, cada vez más deteriorada en los sitios por donde no pasa Transmilienio, de ese medio de transporte que es el mejor negocio de Peñalosa y de quienes lo han sucedido en la alcaldía, del puente de la 92 y de muchas más construcciones absurdas que han servido para acrecentar el bolsillo de unos pocos pero para deteriorar cada vez más la calidad de vida de los bogotanos.

Hablo de la ineptitud no sólo de Garzón sino de Peñalosa, Mockus, y Blomberg, quienes veían crecer el problema pero no hacían nada eficaz.

En la nota pasada propuse alguna alternativa, ahora lanzo la otra: poner definitivamente en cintura a los ilegales, a los que utilizan las calles sin permiso. ¿Qué pasa, tienen miedo de aplicar la ley? No es posible que sigan transitando por Bogotá taxis, buses, busetas y colectivos piratas, no es posible que a punta de amenazas y bloqueos de la ciudad nuestro alcalde se intimide y termine haciendo lo que a los dueños de esos vehículos se le venga en gana.

Y no solamente eso, el pico y placa debe ser también de dos días para los señores taxistas. Aquí el problema no es el empleo sino la movilidad. Y también de dos días para buses, busetas y colectivos, ya suficiente dinero tienen los transportadores como para que se vengan a quejar y a sacar a relucir su manida frase del “derecho al trabajo”.

Otro detalle que nadie ha denunciado es que la Policía de Tránsito es la mayor responsable de los trancones. Mire usted y encontrará que donde hay un policía siempre existe un nudo vehicular. Desautorizan los semáforos, hacen retenes que ocupan hasta dos y tres carriles, hacen estacionar cualquier carro en la mitad de la vía y ni qué decir de los ladrones de cuello blanco, o bueno de cuello negro, porque la verdad así permanecen, de las grúas. Son unos abusivos, insolentes, ladrones, quienes con la anuencia de la Secretaría de Tránsito se roban los carros, sí, así literalmente, se roban los carros dizque mal estacionados, a veces donde no hay señales de prohibido parquear, para llevarlos a los patios en donde existe otro negocio igual de corrompido que el que el que tienen montado en esa secretaría que entre otras cosas, si la situación sigue como va, sólo va a cambiar de nombre pero en el fondo, seguirá siendo un nido de ladronzuelos casi similares a los del Congreso.

Seguiré pensando en cómo sacar del atolladero a Bogotá, mi ciudad, a la que amo y respeto, y publicaré cada idea que se me ocurra así a muchos les cause risa. Pero por ahora Lucho, piense realmente para qué es el poder y por favor no permita que la gente siga hablando mal de usted. Creo que no se lo merece.

Para la muestra, el siguiente comentario que transcribo tal cual ( con errores y todo) y que encontré en El Tiempo.com el día de ayer.


“Por Ana56 - MIÉ 29 NOV 2006 04:19 PM.
Este alcalde no piensa que dentro de tener una mejor clase de vida, esta incluido tener una moto o al menos una chachara de carro para poder sacar a pasear con la pinta dominguera a la suegra y al perro? ahora que el alcalde tiene toyota con guardespaldas se le olvido sus anos en los que andaba con zapatos rotos haciendole mandados a las ninas del Santa Fe, pero con infulas de algun dia llegar a hacer alguien y tener un carro o al menos una pinche de moto? piensa que para mantener un poco de orden en el castratofico caos vehicular, debido a la falta de infraestructura y planeacion de esta disque metropolis, hay que acabar con la esperanza de miles de ciudadanos de tener la oportunidad de tener un medio de transporte? en verdad esta orinando fuera del tiesto”.

miércoles, noviembre 15, 2006

El pico y placa personal


No hablaré hoy de política sino de un tema que preocupa cada día más a los bogotanos: la movilidad. Como muchos se han acercado y me han dicho que soy muy pesimista, pues a continuación haré unas locas propuestas para ver cómo sacamos entre todos a nuestra capital del atolladero horrible en el que nos han metido desde Peñalosa hasta Garzón.

Hace unas semanas se publicó un artículo en el periódico El Tiempo sobre la posibilidad real de ejecutar un novedoso plan que consiste en restringir la circulación no de carros ni de motocicletas sino de personas, una vez a la semana.

He estado pensando en la idea y la verdad ante tamañas redadas y encerronas a las cuales nos vemos sometidos quienes, con el sudor del trabajo, tenemos la dicha de poseer vehículo particular, me ha parecido una excelente propuesta digna de ser estudiada y analizada por quienes toman las decisiones.

Como siempre ocurre, es posible que a nuestros dirigentes no les convenga por equis o ye motivo y que por supuesto no la implementen, pero sería bueno que por lo menos pensaran en sus enormes ventajas y beneficios y que a la luz de la equidad y del bien común la tomaran en serio y sopesaran sus pros y sus contras.

Veamos: implementar la medida, para que funcione, significaría que por lo menos el 50% de las personas que se movilizan diariamente dentro de la ciudad no lo hicieran, lo cual, como bien lo dice el artículo del periódico, no significa que dejen de trabajar, pues de una manera u otra las empresas deberán asignar tareas a quienes permanezcan en sus hogares, incluso no es estrictamente necesario que el trabajo sea, como se propone, mediante el uso de computadores o teléfonos, todo depende, claro, de las funciones y las clases de trabajo que cada uno tenga.

Hasta ahí está muy bien, lo problemático viene cuando se piensa en cómo controlar la no circulación de ese 50% de la población. Lo primero que se me ocurre es que las empresas, internamente, determinen quiénes no van durante determinados días y de manera responsable, cada una de esas personas no transiten y se dediquen a ejecutar, en sus casas, la tarea asignada.

Otra forma, un poco menos voluntaria, podría ser algo así como un “toque de queda” de acuerdo con el número de cédula, para lo cual habría que hacer un estudio estadístico riguroso de cuántas personas y cómo quedarían cobijadas por la medida.

Quizás, no permitir que un ciudadano, cuya cédula termine en 1, se movilice el día lunes, por ejemplo, y otro cuya cédula termina en 2, el martes y así sucesivamente, logre descongestionar las vías, reduzca el uso del carro particular y de servicio público y despeje la ciudad.

Por supuesto que todas estas son ideas “locas” que hay que estudiar con aplomo y por supuesto, también, que los problemas que se generarían habría que analizarlos. Qué pasa con quienes viven del día a día, con los estudiantes, con los taxistas, con quienes ingresan a la ciudad.

Hay mucha tela de donde cortar, pero repito, la idea no es tan descabellada como las propuestas que acabo de hacer. Pensemos en algo que descongestione la ciudad diariamente sin que seamos siempre los propietarios de automóvil los que pongamos la mayor parte y de paso, sigamos acrecentando el negocito del Transmilenio que, valga decirlo, ya se quedó pequeño y en vez de solucionar un problema está generando muchos más.

jueves, octubre 26, 2006

¿Para qué es un blog?


Muy complacido estoy con las críticas de muchas personas y también con los espaldarazos de felicitación de otras, por la publicación de este blog. De eso creo que se trata el asunto, de poder opinar y de poder debatir con altura esas opiniones que se emanan desde este medio de comunicación, tal y como aparece en su cabezote.

Afortunadamente estos medios tecnológicos nos dan la oportunidad de poderle llegar a muchos y afortunadamente, también, brindan la opción de retroalimentar a los autores de los textos de manera inmediata.

Los comentarios son, sin duda, una excelente vía para conocer lo que otras personas piensan sobre lo que uno dice. El Informante hasta ahora está en proceso de construcción, de crecimiento, de diseño y claro que aún no tiene un inmenso público lector, pues por su juventud y por estar realizado por un simple periodista independiente y profesor universitario, quizás no genera la gran expectativa que podría desencadenar un columnista del Le Monde Diplomatique o de el Miami Herald. Pese a lo anterior, gracias a Dios no me estoy leyendo solo.

Sin embargo, encuentra uno en círculos sociales cuando le hablan del blog cosas tan absurdas como risibles del tamaño de la siguiente apreciación: “qué tal un blog en donde sólo escriba usted”. Obviamente uno queda sorprendido de semejante despropósito. Pues claro que en mi blog sólo escribo yo, lo cual no indica que se le cierren las puertas a distintas opiniones, pues como ya lo anoté, para eso están los comentarios.

Blogs hay de todos y para todo. Si usted quiere uno de deportes pues entra a eltiempo.com en donde los bloggers deportivos pululan, si quiere uno de sexo pues basta con leer a Sofía Acalantide también de El tiempo, si lo que desea es uno de política pues lee a Felipe Zuleta en Blogspot.com, en fin si lo que realmente le apasiona es ser más uribista que José Obdulio Gaviria y quiere hacérselo saber al mundo, pues qué está esperando cree uno y opine a su antojo.

Yo no me considero ni uribista ni antiuribista, únicamente comento lo que desde mi óptica de ciudadano y de periodista puedo observar. Cuando nuestro presidente me demuestre a mí, como parte de este país, que merece una nota de congratulación, la haré sin pensarlo dos veces, pero mientras siga dándome cuenta de que con la manera de manejar el país nos lleva directo a al despeñadero, no tendré otra alternativa que seguir opinando en su contra así a muchos les produzca escozor.

Para eso cree este blog. Para poder divulgar mi pensamiento sin estar casado con un gran medio en donde, pese a los defensores del televidente y de los lectores, las cosas se siguen publicando sin mostrar verdaderamente la realidad. O si no que con toda franqueza muestren quiénes participaron en la encuesta que con un 60% apoya la decisión del presidente de rescatar por la vía militar a los secuestrados. Yo personalmente he hablado con varia gente y no todos están de acuerdo y no es ese 40% restante. La realidad de la calle parece ser una totalmente distinta a la que devela la encuesta de marras en los medios.

Qué esperan entonces amigos y detractores. Envíen comentarios o publiquen un blog, pero dejen de decir solapadamente ridiculeces como las que ya mencioné. De todas formas gracias a todos, menos mal ya están hablando de mí.

viernes, octubre 20, 2006

El país del sagrado corazón de Uribe

Execrable, repudiable y absurdo lo del atentado de ayer en el Cantón Norte de Bogotá.

Quienes lo perpetraron no merecen más que el rechazo y la condena pública tanto en el ámbito nacional como en el internacional, además de la persecución implacable y su justo castigo. Pero de ahí a que salga de un hombre de Estado, que es lo que debería ser Álvaro Uribe, un discurso cargado de errores, producto de un corazón herido, hay una brecha incalculable que puede ser más perjudicial que la misma bomba de la Universidad Militar.

Si la prueba reina de que fueron las FARC las autoras de ese hecho criminal es la interceptación de una comunicación entre el autor material y el Mono Jojoy, supuesto autor intelectual, pues entonces el gobierno está en mora de capturarlos. ¿Acaso no fue esa la herramienta que se utilizó para encontrar a Pablo Escobar?. El gobierno desde hace años sabe dónde están los que buscan. ¿Qué pasa, no les interesa someterlos a la justicia?

La cooperación internacional, si realmente la hay, debería centrarse precisamente en esa ayuda para encontrar, en cualquier territorio, a esos que el mismo presidente llama cobardes y fantoches.

Lo menos que debe hacer un jefe de gobierno ante una situación como la ocurrida, es apresurarse a tomar medidas aún con la cabeza caliente y con el pecho abierto. Ese es quizás el gran error.

Todos saben que el país no está en paz. El conflicto interno está lejos de solucionarse. Por lo tanto, esperar que cesen las hostilidades y que los muertos diarios de nuestra eterna guerra desaparezcan de un momento a otro, es también un absurdo que no le cabe en la cabeza a alguien.

Uno no llega acuerdos con los amigos sobre temas trascendentales, porque se supone que si son amigos, en lo fundamental no hay discrepancias. Una verdadera negociación de paz se hace con el enemigo y de él no se puede esperar más que ataques. De manera pues que la respuesta a este atentado no debió haber sido una alocución tan populista y sedienta de venganza sino un golpe militar igual o mayor, es decir, una captura, un golpe de mano a cualesquiera de los frentes guerrilleros o un endurecimiento en la Política de Seguridad Democrática, que como ya lo he dicho en otros artículos, es un adefesio que va a terminar, si no matándonos a todos, sí dejándonos en un país peor de violento y corrupto, pero es lo que tiene el gobierno para repeler a sus enemigos, estamos en guerra señor presidente, qué le vamos a hacer. No pida que no haya atentados, la paz se consigue en medio de las balas o si no que razón tendría una negociación.

Imperdonable la falta de seguridad en lo que dicen es el corazón de la milicia en nuestro país, tal y como lo dijo el vicepresidente Santos. Pero imperdonable también que ahora sean los secuestrados los que vayan a pagar el plato roto.

Ya se estaban haciendo acercamientos entre el gobierno y las FARC para un intercambio humanitario pero luego del carro bomba, todavía sin una contundente prueba en contra de ese grupo guerrillero, la orden de Uribe es rescatarlos a sangre y fuego. Los condenaron a muerte dijeron sus familiares, nos condenaron a todos digo yo, pues si no se negocia, como le he insistido, la zozobra, los atentados, las bombas, los secuestros, seguirán reinando.

Presidente usted puede ponerse muy bravo, pero ese mal humor no nos puede llevar a todos a la destrucción. No se preocupe que así usted salga del gobierno en el 2014 o en el 2018 las encuestas lo van a favorecer. Colombia es un país que se enamora del populismo, usted ya convenció con esa estrategia a la gran mayoría, pero no puede seguir haciéndolo con una cosa tan seria como la seguridad. Recapacite, cálmese, relájese y actúe sin acaloramientos, seguro que todos se lo vamos a agradecer.

Ojo colegas periodistas y directores de noticieros, si Raúl Reyes es la vedette de los medios, como lo dijo Uribe, posiblemente la persecución ya no vaya a ser sólo contra ese individuo sino también contra nosotros.

lunes, octubre 09, 2006

¿Está emulando a Pastrana el presidente Uribe?


Una de las banderas de la primera campaña presidencial del doctor Uribe fue la seguridad democrática, su discurso se centró en la guerra frontal a la guerrilla y a la consecución de la paz a través de la vía armada. Es decir guerra total para parar la guerra. ¡Vaya paradoja!

El discurso convenció a la inmensa mayoría que terminó eligiéndolo para que después del fracaso del Caguán, se acabara de una vez por todas con las Farc y se le diera la estocada final a un conflicto interno de más de cincuenta años.

Convertido en un héroe nacional, Uribe invirtió millonadas en la Fuerza Pública, destinó del presupuesto nacional un gran porcentaje a mejorar las condiciones de los militares y de la policía y a equiparlos con mejor armamento y mejores herramientas para el combate.

Luego de estos cuatro primeros años, lo que se hubiera podido invertir en salud y educación, se perdió por cuanto los resultados esperados aún no se ven, ni se vislumbran por ningún lado.

Ahora, en los albores de un nuevo mandato, le dio al presidente Uribe por negociar y si es el caso, reunirse con “Tirofijo” o con Raúl Reyes, quizás con ganas de tomarse también una “fotito” muy abrazado con alguno de los dos.

Lo del abrazo pues es lo de menos, lo que realmente no encaja dentro de lo que ha pretendido mostrar nuestro mandatario es que haya criticado vehementemente a su antecesor y ahora esté a punto de hacer lo mismo.

Tal vez Pastrana tenía la razón, pero nadie le entendió. Acabar con la guerra a punta de balas es un error craso que termina deteriorando todavía más las condiciones de vida de la población civil.

El único camino sano es el diálogo del cual deben surgir las condiciones para que realmente haya justicia social en este país, lo que a la postre repercutiría en una paz sólida y permanente.

¿Se dio cuenta Álvaro Uribe que a Pastrana, pese a sus errores en otros frentes, se le engañó pero que sus intenciones eran buenas?. ¿Recapacitó y entendió que matándonos entre todos no podemos construir nunca un país mejor?

Ojalá en estos próximos cuatro años también caiga en la cuenta de lo esencial que es invertir en educación, de lo justo que es darle a la ciudadanía unas buenas condiciones laborales y también unos servicios de salud dignos, de lo importante que es pensar en cómo se redistribuye la riqueza y de lo fundamental que sería, de verdad, combatir la corrupción y el clientelismo, los cuales también prometió erradicar pero a los que está, según hechos recientes, entregado en cuerpo y alma.

miércoles, septiembre 27, 2006

¿Cuál será el destino de los 2.100 millones de dólares?

Luego de conocerse el acuerdo al que llegaron los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela con la justicia de los Estados Unidos, quedan algunas dudas si no de forma sí muchas de fondo.

Como primera medida, hay que compartir las palabras del Fiscal General de la Nación en cuanto a que definitivamente la decisión que tomaron los ex capos, era la más sensata, pues aparte de asumir sus responsabilidades, pensaron en el futuro de sus familias y les evitaron la tragedia que tuvieron que vivir, por ejemplo, la esposa y los hijos de Pablo Escobar a quienes les cerraron las puertas en casi todos los países.

Pero la celebración se puede opacar si analizamos detenidamente, y siendo realistas, los pormenores y los trámites que vienen luego del acuerdo.

Muerto Escobar desde hace trece años, esta es la hora en la que aún faltan por finalizar procesos de extinción de dominio en contra de sus herederos, según lo publica hoy El Tiempo. Mientras tanto, ¿Qué ha pasado con todos los bienes que todavía no se han legalizado?, ¿siguen siendo de la familia Escobar y por lo tanto, siguen sacando provecho de ellos?

No estaría mal, pero el manto de duda, como siempre, recae sobre el gobierno, sobre la Dirección de Estupefacientes y sobre aquellos a quienes compete llevar a cabo el proceso.

En pocas palabras, la ley colombiana caracterizada por la libre interpretación, por el acomodo, por la improvisación y por su exceso de trámites, debería dejar de ser para los de ruana y en lugar de aplicársele toda a ellos, podría tenerlos en cuenta, por ejemplo en estos casos en los cuales hay mucho dinero por “repartir”.

¿Qué pasó con la Hacienda Nápoles, con sus animales y sus tierras?. ¿Quiénes la están disfrutando?. ¿Hay desplazados en ellas?. ¿Se piensa, cuando están en juego millones de dólares, en invertirlos en función social?

Aquí, como es costumbre, pasa de todo. Incautan una avioneta llena de droga y en lugar de ponerla al servicio de la Cruz Roja o de la Aerocivil o qué sé yo, la queman, como quemaron los soldados de la guaca, miles de billetes porque no les cabían en sus morrales.

No es de extrañarnos ahora que, una vez entregadas la propiedades de los Rodríguez Orejuela, todo el dinero que representan, termine destinado a aumentar el sueldo de los congresistas o de los altos funcionarios del Estado, o como parte de los recursos “necesarios” para la desmovilización de las autodefensas.
Hay que pensar, si realmente se tiene voluntad y anhelo de una verdadera política social, en los muchos beneficios que traería para una población cada vez más pobre, el buen uso de esos 2.100 millones de dólares que devolvieron los Rodríguez.

martes, septiembre 19, 2006

De la Fiscalía y otros folklorismos

La verdad no sé por qué dio tanta grima el supuesto escándalo de la Fiscalía General de la Nación la semana pasada. Al psíquico lo hicieron ver como un criminal y lo único que falta es que le dicten medida de aseguramiento.

No es que crea en clarividentes, en brujos o en hechiceros, ni que los defienda. Ni más faltaba, pero si uno contrata a un médico lo menos que espera de él es que le ayude a tener una mejor salud. Qué se podía esperar entonces del trabajo de un mentalista.

Martí estaba haciendo su trabajo, para eso le dieron vía libre y por eso le estaban pagando. El verdadero problema del caso es la falta de seriedad de una institución que se supone debería ser una de las más rectas dentro de todas las del Estado.

Lo que da risa es que ahora vengan a decir que todas son serias. Se rasgan las vestiduras con el mencionado caso pero les parecen magníficos los espectáculos bochornosos del Congreso de la República , los fraudes millonarios en entidades públicas (ISS o Foncolpuertos, por tan sólo citar dos), un vicepresidente hablando de un mundial de fútbol en nuestro país, dos expresidentes pisoteando la imagen de Colombia en el exterior, Álvaro Uribe solucionando los problemas particulares de la gente en sus famosos consejos comunitarios, los partidos políticos repartiéndose las prebendas y los ministros del despacho imaginándose uranio debajo de las bicicletas de Hugo Chávez.

Definitivamente la razón y la sindéresis son convidados de piedra entre los que solemos llamar nuestros líderes.

Al cabo de un tiempo, el caso de Armando Martí pasará al olvido, el Fiscal Iguarán será uno de los mejores funcionarios del Estado, los congresistas, figuras ilustres del acontecer nacional, nuestro vicepresidente un héroe de enmarcar y por supuesto, Uribe nuestro presidente hasta el 2014.

No se trata, de ninguna manera, de no reprochar toda esta falta de seriedad. Claro que hay que hacerlo, pero de ahí a llamar tales despropósitos como escándalos nacionales, hay un amplio trecho.

Escándalos la no viabilidad fiscal, según un informe reciente del propio Ministerio de Hacienda, de un departamento como el Chocó, sumergido en el hambre y la pobreza, escándalo el bombo y los platillos que suenan por un secuestrado en Afganistán cuando en Colombia tenemos más de un millar en las selvas desde hace varios años, escándalo el cierre del Materno Infantil. Grotesco y escandaloso el manejo del erario público, que se centra en sueldos millonarios y descuida la cada vez mayor pauperización de la sociedad. Y ni qué decir de la reforma tributaria, pero bueno, tal vez sea ese el tema de una próxima columna.
Por ahora y para poner punto final a este folklor, sólo resta recomendar que se le dé importancia a temas verdaderamente espinosos y de interés nacional, es decir del interés de todos. Lo del Psíquico no es más que el resultado de un país que vive de fiesta en fiesta y de reinado en reinado, eso, sin contar con el fútbol, al cual, obviamente, debe dársele su espacio con justa proporción.

miércoles, septiembre 13, 2006

Hay cosas que no se ven desde el Palacio Liévano

Encerrados en su laberinto

Desde el encierro del poder la calle, la manzana, la cuadra, el barrio, sucumben en lo más profundo de la indiferencia y en lo más lejano de la reconciliación.

Por supuesto que hay una ciudad oculta. Esa que no se ve o que no se quiere ver, esa que se olvidó o que se transformó en el imaginario de pocos. La ciudad real y no la virtual, la de delincuentes y ladrones, la de homicidas y violadores, la de paseos millonarios, la de pandillas, guerrillas y “paras”. Esa ciudad de confrontaciones e inconformismos conjurados con amenazas y dirimidos con prebendas.

Claro que hay una ciudad oculta. Ahí está. ¿No la ven? Es esa en la que vivimos concejales y ciudadanos, esa en la que vive (¿o vivió?) quien ostenta, hoy por hoy, el puesto que conduce al solio de Bolívar.

En lo más profundo del idealismo la ciudad se ve maravillosa, enorme, fabulosa, rica, poética, artística. Se oculta la zozobra, el robo de vehículos y el asalto a residencias. No se ve la inseguridad, no se siente miedo, no se acaricia la muerte ni se juega con la vida.

En esa ciudad, esa que dicen vive muy cerca de las estrellas, se logra su resplandor y la luz que de ellas se refleja, nos evoca las historias del más allá, en donde el túnel tenebroso y misterioso del fin de la existencia termina con la espléndida brillantez de Dios.

No podemos vivir mejor. En esa urbe de Peñalosas y Garzones, el paraíso es tan sólo el camino hacia el encuentro divino. Quizás el TransMilenio sea el medio para poder llegar. O quizás la “mancha amarilla” nos abrace y nos conduzca a esa exquisitez.

Mientras tanto, mientras eso sucede y mientras las mentes iluminadas de quienes nos representan en los más altos cargos públicos perduren con su loco esplendor, quienes vivimos sin escoltas, quienes caminamos para poder decir sin el peso de la incertidumbre: “gracias a Dios regresé a casa”, tendremos entonces sólo un remedio, recoger nuestra nostalgia, dejar de añorar lo que otros creen que existe y seguir con el peso del miedo en una vida citadina contagiada por el no sé, el quién sabe, el de pronto; una vida llena de fe.

Que quiten los cerramientos en los conjuntos residenciales. Todo debe ser público, el espacio, el transporte, los parqueaderos, los espectáculos, los hospitales, pero que lo hagan sólo cuando los cerramientos mentales y los que cubren las instalaciones del poder se derrumben, caigan como cayó el muro de Berlín y la estatua de Hussein, sólo cuando desde el encierro del Concejo y la Alcaldía se descubra que la ciudad no es lo que nos quieren hacer ver, que en ella hay muerte, sufrimiento y dolor; caos y angustia. Cuando se entienda que las murallas o los alambres que nos rodean, son, por ahora, nuestra salvación en una Bogotá insegura y sitiada por la delincuencia.
Claro que hay otra ciudad. Pero créanlo, no es la que sueña y habita Peñalosa ni la que quiere ver Garzón. Hay muchas ciudades en una sola, claro que sí, ciudades ocultas, fúnebres, crueles, frías, despiadadas, violentas, indiferentes, clandestinas, agobiadas, moribundas, dantescas, escalofriantes, relegadas, deprimidas, desiguales, imprudentes, tenebrosas. ¿Quieren conocerlas?. Es fácil. Tan sólo permitan que tumben sus cerramientos.