A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

jueves, noviembre 30, 2006

¿El poder para qué?


Increíblemente decepcionado y con algo de nostalgia por la imagen perdida de un hombre maravilloso al cual tuve la dicha de conocer de cerca hace algunos años, cuando trabajaba en Fecode como Jefe de Prensa y él como presidente de la CUT, me encuentro hoy, al ver la indignante arrogancia con la cual ese líder, al que admiraba, enfrenta el problema de la movilidad en Bogotá.

Represión y más persecución a los dueños de vehículos particulares, represión que él mismo detestó en sus épocas de sindicalista y que hoy ejerce desde su despacho en la Plaza de Bolívar imitando a quienes tanto criticó.

Lo recuerdo como una persona seria, sensata, siempre dispuesta a negociar y bastante centrada en los momentos duros. Su izquierda política siempre jalonó hacia el centro y la radicalidad de algunos era realmente revaluada con argumentos coherentes y brillantes. Me quitaba el sombrero cada vez que lo veía pasar o llegar a las múltiples reuniones en las que estuvimos juntos. Creía, en ese momento, que la entrega y el carisma que siempre lo caracterizaron eran suficientes para poder llegar a las más altas esferas del poder.

De ese hombre no queda nada. ¡Qué lástima¡. Tal vez no lo dejaron ser quien realmente es, quizás los grandes grupos con los que se comprometió para llegar a la Alcaldía de Bogotá, terminaron manejándolo como un títere, es posible que en las entrañas del poder se muevan monstruos gigantescos y poderosos que sean quienes realmente tienen el sartén por el mango en la dirección de la ciudad.

Me niego a creer, por respeto a él, a su imagen y a su recuerdo, que sea Garzón ese hombre arrogante y arbitrario que hoy se muestra en los medios de comunicación. Lo apoyé cuando fue candidato presidencial, iba incluso a trabajar en su campaña, pero por razones que no son del caso nombrar ahora, terminé únicamente depositando el voto a su favor, defendí su imagen y sus carisma ante muchos, defiendo hoy lo que muchos no ven, su trabajo incansable por los desvalidos, resalto y aplaudo su campaña “Bogotá sin Hambre”, porque aunque es un paliativo, por lo menos alimenta por tres años a quienes no tienen ni para un pan.

Pero no puedo estimular ni respaldar las decisiones que ha tomado en torno al tema de la movilidad. No es posible que seamos, como lo dije en una nota pasada, los dueños de vehículos particulares los que tengamos que pagar por las cosas absurdas que otros sectores cometen. Hablo concretamente de los transportadores piratas, de los taxistas de los paseos millonarios que andan en vehículos no autorizados para transitar, de los “zorreros” que no tienen permiso para utilizar la malla vial, de ella misma, cada vez más deteriorada en los sitios por donde no pasa Transmilienio, de ese medio de transporte que es el mejor negocio de Peñalosa y de quienes lo han sucedido en la alcaldía, del puente de la 92 y de muchas más construcciones absurdas que han servido para acrecentar el bolsillo de unos pocos pero para deteriorar cada vez más la calidad de vida de los bogotanos.

Hablo de la ineptitud no sólo de Garzón sino de Peñalosa, Mockus, y Blomberg, quienes veían crecer el problema pero no hacían nada eficaz.

En la nota pasada propuse alguna alternativa, ahora lanzo la otra: poner definitivamente en cintura a los ilegales, a los que utilizan las calles sin permiso. ¿Qué pasa, tienen miedo de aplicar la ley? No es posible que sigan transitando por Bogotá taxis, buses, busetas y colectivos piratas, no es posible que a punta de amenazas y bloqueos de la ciudad nuestro alcalde se intimide y termine haciendo lo que a los dueños de esos vehículos se le venga en gana.

Y no solamente eso, el pico y placa debe ser también de dos días para los señores taxistas. Aquí el problema no es el empleo sino la movilidad. Y también de dos días para buses, busetas y colectivos, ya suficiente dinero tienen los transportadores como para que se vengan a quejar y a sacar a relucir su manida frase del “derecho al trabajo”.

Otro detalle que nadie ha denunciado es que la Policía de Tránsito es la mayor responsable de los trancones. Mire usted y encontrará que donde hay un policía siempre existe un nudo vehicular. Desautorizan los semáforos, hacen retenes que ocupan hasta dos y tres carriles, hacen estacionar cualquier carro en la mitad de la vía y ni qué decir de los ladrones de cuello blanco, o bueno de cuello negro, porque la verdad así permanecen, de las grúas. Son unos abusivos, insolentes, ladrones, quienes con la anuencia de la Secretaría de Tránsito se roban los carros, sí, así literalmente, se roban los carros dizque mal estacionados, a veces donde no hay señales de prohibido parquear, para llevarlos a los patios en donde existe otro negocio igual de corrompido que el que el que tienen montado en esa secretaría que entre otras cosas, si la situación sigue como va, sólo va a cambiar de nombre pero en el fondo, seguirá siendo un nido de ladronzuelos casi similares a los del Congreso.

Seguiré pensando en cómo sacar del atolladero a Bogotá, mi ciudad, a la que amo y respeto, y publicaré cada idea que se me ocurra así a muchos les cause risa. Pero por ahora Lucho, piense realmente para qué es el poder y por favor no permita que la gente siga hablando mal de usted. Creo que no se lo merece.

Para la muestra, el siguiente comentario que transcribo tal cual ( con errores y todo) y que encontré en El Tiempo.com el día de ayer.


“Por Ana56 - MIÉ 29 NOV 2006 04:19 PM.
Este alcalde no piensa que dentro de tener una mejor clase de vida, esta incluido tener una moto o al menos una chachara de carro para poder sacar a pasear con la pinta dominguera a la suegra y al perro? ahora que el alcalde tiene toyota con guardespaldas se le olvido sus anos en los que andaba con zapatos rotos haciendole mandados a las ninas del Santa Fe, pero con infulas de algun dia llegar a hacer alguien y tener un carro o al menos una pinche de moto? piensa que para mantener un poco de orden en el castratofico caos vehicular, debido a la falta de infraestructura y planeacion de esta disque metropolis, hay que acabar con la esperanza de miles de ciudadanos de tener la oportunidad de tener un medio de transporte? en verdad esta orinando fuera del tiesto”.

miércoles, noviembre 15, 2006

El pico y placa personal


No hablaré hoy de política sino de un tema que preocupa cada día más a los bogotanos: la movilidad. Como muchos se han acercado y me han dicho que soy muy pesimista, pues a continuación haré unas locas propuestas para ver cómo sacamos entre todos a nuestra capital del atolladero horrible en el que nos han metido desde Peñalosa hasta Garzón.

Hace unas semanas se publicó un artículo en el periódico El Tiempo sobre la posibilidad real de ejecutar un novedoso plan que consiste en restringir la circulación no de carros ni de motocicletas sino de personas, una vez a la semana.

He estado pensando en la idea y la verdad ante tamañas redadas y encerronas a las cuales nos vemos sometidos quienes, con el sudor del trabajo, tenemos la dicha de poseer vehículo particular, me ha parecido una excelente propuesta digna de ser estudiada y analizada por quienes toman las decisiones.

Como siempre ocurre, es posible que a nuestros dirigentes no les convenga por equis o ye motivo y que por supuesto no la implementen, pero sería bueno que por lo menos pensaran en sus enormes ventajas y beneficios y que a la luz de la equidad y del bien común la tomaran en serio y sopesaran sus pros y sus contras.

Veamos: implementar la medida, para que funcione, significaría que por lo menos el 50% de las personas que se movilizan diariamente dentro de la ciudad no lo hicieran, lo cual, como bien lo dice el artículo del periódico, no significa que dejen de trabajar, pues de una manera u otra las empresas deberán asignar tareas a quienes permanezcan en sus hogares, incluso no es estrictamente necesario que el trabajo sea, como se propone, mediante el uso de computadores o teléfonos, todo depende, claro, de las funciones y las clases de trabajo que cada uno tenga.

Hasta ahí está muy bien, lo problemático viene cuando se piensa en cómo controlar la no circulación de ese 50% de la población. Lo primero que se me ocurre es que las empresas, internamente, determinen quiénes no van durante determinados días y de manera responsable, cada una de esas personas no transiten y se dediquen a ejecutar, en sus casas, la tarea asignada.

Otra forma, un poco menos voluntaria, podría ser algo así como un “toque de queda” de acuerdo con el número de cédula, para lo cual habría que hacer un estudio estadístico riguroso de cuántas personas y cómo quedarían cobijadas por la medida.

Quizás, no permitir que un ciudadano, cuya cédula termine en 1, se movilice el día lunes, por ejemplo, y otro cuya cédula termina en 2, el martes y así sucesivamente, logre descongestionar las vías, reduzca el uso del carro particular y de servicio público y despeje la ciudad.

Por supuesto que todas estas son ideas “locas” que hay que estudiar con aplomo y por supuesto, también, que los problemas que se generarían habría que analizarlos. Qué pasa con quienes viven del día a día, con los estudiantes, con los taxistas, con quienes ingresan a la ciudad.

Hay mucha tela de donde cortar, pero repito, la idea no es tan descabellada como las propuestas que acabo de hacer. Pensemos en algo que descongestione la ciudad diariamente sin que seamos siempre los propietarios de automóvil los que pongamos la mayor parte y de paso, sigamos acrecentando el negocito del Transmilenio que, valga decirlo, ya se quedó pequeño y en vez de solucionar un problema está generando muchos más.