A seguir escribiendo...

En algunas columnas he tenido éxito, otras fueron polémicas y tuve la razón en muchas. En otras me equivoqué, pero aquí están para que todos las revisen, las comenten y las critiquen.

lunes, junio 23, 2008

La improvisación de la salud

Foto: priscilla.mora

No hay derecho. Una situación que llega a las instancias a las que llegó esta mañana, cuando más de un centenar de ancianos no tuvieron más remedio que bloquear la Avenida Caracas a la altura de la calle 25 en Bogotá, porque el Seguro Social no les atendía sus dolencias, no le deja a uno mucho qué pensar frente al porvenir de este país.

Cuando una persona de la tercera edad se ve obligada a protestar en la calle porque los derechos que ha adquirido no les son respetados; cuando personas que le entregaron su vida a este país, trabajando y cotizando para conseguir una pensión o un servicio de salud así sea miserable, no son tenidas en cuenta sino burladas, uno no puede más que pensar que definitivamente aquí no hay ningún futuro.

Y lo peor del caso es que la burla es mucho más cínica y grotesca de lo que uno pudiera imaginar. Solucionaron el problema con pañitos de agua tibia, a los ancianos los atendieron porque se hicieron atender a la brava, pero la real solución no se ha dado ni se dará en poco tiempo. Que el ministro de la Protección Social salga a decir que en una hora va arreglar el problema no es serio. Y no es serio porque queda en evidencia la improvisación con la que se liquidó el Seguro Social.

Uno no sabe a ciencia cierta qué va a pasar con los abuelos, quiénes los van a atender y en dónde. Hay confusión y los canales de comunicación para orientar a la gente han sido ineficaces. No es más sino preguntarle a alguno de ellos qué va a pasar con su salud para darse cuenta de la desorientación que tienen.

Y no es más sino observar las largas filas en los centros que les están prestando el servicio médico para descubrir que la tercera edad no es una etapa de la vida sino la muerte lenta como una señora lo dijo en medio de su angustia.

Parece ser que aquí en Colombia lo único importante es ver cómo se le hace la zancadilla a la Constitución para reelegir a Uribe "per saecula saeculorum" y cómo se venden las conciencias para hacer acuerdos políticos o alianzas que monten a algún “vivo” en el solio de Bolívar.

Como siempre, los problemas no se evidencian hasta cuando estalla el polvorín, lo cierto es que no es digno, ni justo que a la tercera edad se le dé un tratamiento de cuarta. Todos vamos para allá, ojalá nuestra vejez no sea como la de estos ancianos de hoy.

Habrá que oír al ministro Palacio el próximo miércoles en Radiosucesos RCN, quien aceptó la invitación de Gossaín para responder, a las siete de la mañana, las quejas de los usuarios del Seguro Social. Seguro saldrá con que el cáncer se cura con goticas de limón.

lunes, junio 02, 2008

Fumar es un placer…

Foto: Jorge Louzao Penalva

Estoy de acuerdo con la Resolución 1956 del Ministerio de Protección Social que prohíbe de manera expresa el consumo de cigarrillo en espacios cerrados públicos y estoy de acuerdo porque aunque fumo, soy respetuoso de quienes de manera libre y consciente no lo hacen porque consideran, como se ha demostrado científicamente, que es nocivo para la salud.

Soy respetuoso, también, con quienes no beben o con quienes no hacen deporte o con quienes, por ejemplo, no toman chocolate o no consumen leche. De igual manera con aquellos que se reúnen en iglesias cristianas o católicas o protestantes. Respeto a quienes viven solos y a quienes no piensan como nosotros. Me quito el sombrero ante los grupos indígenas que de manera responsable, consciente y seria hacen uso del yagé para ciertos rituales porque eso hace parte de su cultura.

Respeto a quienes comen culebras y perros y todo lo que se mueva, respeto a los negros, a los blancos, a los mestizos, a los amarillos, a los que creen y a los que no creen en Dios. En fin, entiendo que todos somos diferentes, pensamos distinto, vivimos de maneras heterogéneas y disfrutamos con cosas nada similares.

Y como soy respetuoso, pues lo mínimo que espero es que me respeten auque sé que pedir eso en Colombia, donde se mata por religión, por política o por pensar diferente, es como pedir peras al olmo. De todas formas no estaría mal que a los fumadores no nos aniquilen socialmente porque ya el humo se está encargando de eso.

Excelente que el Ministerio propenda por la salud de todos y que cuide a quienes no están llenando sus pulmones con compuestos tóxicos. Esa es una buena medida. No estoy defendiendo el cigarrillo, porque aunque fumar sea un placer, reconozco que es un hábito nocivo y perjudicial, lo que sí me gustaría es que cada uno hiciera un acto de contrición y descubriera que hay muchos malos hábitos que también son peligrosos pero que no por ello es imprescindible que se menosprecie, se irrespete y se intimide a quienes los tienen.

No pretendo que a los fumadores se nos trate de manera privilegiada pero no es posible que seamos tratados como delincuentes. Por eso, habilitar zonas especiales, en espacios abiertos, para todos los que fuman, es perentorio, sano y plausible.

Espero algún día poder dejar ese mal hábito, ojalá no sea demasiado tarde, pero mientras tanto, espero también que los no fumadores no me miren mal, no salgan corriendo cuando me vean fumar como si tuviera una enfermedad contagiosa o como si fuera el mismísimo Satanás. Espero que algún día la tolerancia, que es respeto y no aguante, reine en este país plagado de fosas comunes, de corrupción y de narcotráfico.

Así como mi libertad termina cuando empieza la de los otros, anhelo que esos otros sean libres sin que a mí me condenen y me repriman por un acto voluntario, consciente, intencional y en pleno derecho por mi condición de mayor de edad, aunque sea perjudicial para mi salud. Asumo las consecuencias de mis actos.

Por último, no estaría mal tampoco que el Ministerio de la Protección se preocupara por buscar alternativas para que los servicios de salud en este país fueran un poco más dignos y decentes. Hay que trabajar desde la educación y humanización de los médicos hasta la abolición de trámites innecesarios que, por engorrosos, terminan matando más gente de la que se muere diariamente por fumar.