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viernes, enero 31, 2014

¿Un año más de lo mismo? El reto de las universidades

Imagen tomada de: http://cdch-ucv.net/wp-content/uploads/2013/07/universidad.png


Aunque algunas universidades ya empezaron sus labores hace rato, este lunes comienza oficialmente el año académico en todas las Instituciones de Educación Superior y la sociedad, los estudiantes y algunos profesores esperan que sea un período con innovaciones y no simplemente un año más de lo mismo.

La Pruebas Pisa que se dieron a conocer a finales de 2013 ya nos mostraron la mediocridad que existe en los futuros egresados en lectura, matemáticas y ciencias y el vergonzoso puesto 61 que ocupó Colombia entre 65 países evaluados.

De manera pues, que lo que se viene no es seguir por la vía en que vamos, es decir, descuidando las funciones sustantivas de la universidad: la docencia, la investigación y la proyección social, sino dándole a cada una la importancia que merece y por supuesto, poniendo a trabajar a las personas comprobadamente idóneas en cada una de ellas.

La docencia, por ejemplo, ya no es hoy lo que debiera ser, pues se ha puesto al servicio de procesos administrativos que nada tienen que ver con su razón de existir. Hoy por hoy se ve a muchos profesores universitarios metidos de cabeza en cuestiones de acreditación que ni siquiera, en muchas ocasiones, se tienen claras.

De la investigación, ni hablar. Estamos a años luz de convertirnos en un país que investiga. Las supuestas investigaciones son simples elucubraciones que nada tienen que ver con la realidad y se hacen para cumplir con las cargas académicas asignadas a los docentes para que puedan cumplir con sus medios tiempos o sus tiempos completos. Si no lo creen, pueden consultar en Colciencias  cómo está el país en ese tema.

Y la Proyección Social, que debiera también verse como una forma de acercar a los estudiantes a la realidad, a la manera de ayudar a la sociedad desde sus profesiones, se ha vuelto un requisito que se debe cumplir, en el caso de las universidades privadas, en aras del cuentico de la responsabilidad social que las exonera de impuestos y las hace ver como las más servidoras y bondadosas del planeta.

Servirían si no descuidan a sus estudiantes, a sus docentes y a todo su personal. Si les dan el trato que merecen. Si dejan de recibir alumnos como bultos de papa y de llenar a los profesores con cargas que no les corresponden.

Hay un último tema y es el que tiene que ver con la innovación. Eso es lo que se necesita. Que creen cosas nuevas que sirvan al país, que sirvan a la sociedad. Que dejen de creerse el ombligo del mundo y que sean capaces de diferenciarse unas de otras por cosas novedosas que sean ciertas y que no solo aparezcan en los prospectos que les dan los estudiantes quienes creen todo lo que les dicen y dejan escapar sus sueños metiéndose, a veces, engañados, en universidades que ofrecen pero no dan.

El reto, pues, es grande: lograr que las universidades se vuelvan centros de real conocimiento y no aposentos de cumplimiento de las normas del Consejo Nacional de Acreditación. Si las universidades son buenas, lograrán la Acreditación de Alta Calidad, las que no la tienen, claro, y no vivirán en función de ese tema que las ha carcomido y las ha puesto a pensar en todo menos en educación.

Que los profesores se dediquen a enseñar y a aprender con sus estudiantes, que los alumnos a aprender y a enseñar a sus profesores y que los administrativos se dediquen a administrar, teniendo en la cuenta que administran no almacenes sino centros del saber.

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