Foto tomada de: http://imagenes.colombia.interlatin.com/sdi/2010/11/09/fbad87dee4614e16b2d97590251735d6.jpg
Por: Mauricio Galindo Santofimio
Subdirector @esferapublicarm
Ya todos han analizado y han calificado el discurso de posesión del presidente Santos del pasado jueves, pero creo que hay detalles que aún no se han comentado. Hay análisis bastante sesgados sobre este discurso y muy apasionados, lo cual no es raro, pues la herencia del uribismo, que durará por muchos años, es precisamente la polarización visceral de la ciudadanía. Y otros, que no parecen análisis, sino palmaditas en el hombro, como acostumbran dar los lagartos. En fin, diré lo mío y punto.
Subdirector @esferapublicarm
Ya todos han analizado y han calificado el discurso de posesión del presidente Santos del pasado jueves, pero creo que hay detalles que aún no se han comentado. Hay análisis bastante sesgados sobre este discurso y muy apasionados, lo cual no es raro, pues la herencia del uribismo, que durará por muchos años, es precisamente la polarización visceral de la ciudadanía. Y otros, que no parecen análisis, sino palmaditas en el hombro, como acostumbran dar los lagartos. En fin, diré lo mío y punto.
Como
no todo en la vida es bueno, ni malo, pues el mencionado discurso no es la
excepción. Sin duda la clase y la distinción del Jefe de Estado y de su
familia, es uno de los puntos a destacar, parece que hay un Presidente y no un
finquero. Igual la ceremonia, que aunque con descoordinación de los generales de
la República y del ministro de Defensa, en el momento de la marcha, a quienes
les haría bien un poco de orden cerrado pues parece habérseles olvidado (claro,
eso se olvida en un escritorio) y con los conocidos datos curiosos como el
sueño de algunos, y el despiste de otros, salió bien en términos generales.
Las
palabras de Santos fueron, como era de esperarse bien recibidas por los
sectores afines a sus políticas y por quienes conforman la llamada Unidad
Nacional. Sus opositores, por supuesto, tanto de izquierda como de derecha, no
le reconocen ni un saludo y parece que están para hacerle oposición hasta por
el color de la corbata.
Algunos
columnistas, pagados y no, desde sus tribunas, despotrican a diestra y
siniestra y no reconocen al menos, que ya no tenemos una relación con Venezuela
o con Ecuador a punto de convertirse en confrontación armada. Muchos cosas
están por mejorarse y hay deudas del primer gobierno Santos, y por supuesto que
nosotros, los periodistas, debemos ser los veedores y críticos de ese gobierno
cuando lo merezca, pero también, quienes debemos aplaudir, sin miedo, sus
avances y logros. Solo que aquí, si uno critica es uribista y si aplaude,
terrosita.
Miremos:
Santos habló de equidad, de educación, de pobreza y por supuesto del proceso de
paz, el cual, al parecer, según algunos analistas, no tiene vuelta atrás. Y
resaltó algunos de sus frutos durante su primer mandato: el avance de las
negociaciones con las Farc (ya van tres puntos acordados), a quienes les
advirtió que de todas formas, la guerra sigue mientras no se llegue a un
acuerdo; recordó que la disminución de la pobreza ha dejado como saldo 2.5
millones de personas que mejoraron esa condición, habló de los 200 municipios
que ya cuentan con jornada completa en educación y del presupuesto presentado
al Congreso de 28. 4 billones de pesos para el sector educativo, por primera
vez más grande que el presupuesto para la defensa.
Dentro
de los aciertos del Presidente durante sus primeros 4 años podríamos citar solo
estos: bajar el desempleo a un dígito, entregar viviendas gratis, disminuir la
pobreza, avanzar con las negociaciones con la Farc, lograr acercamientos con el
ELN y la caída de la informalidad laboral.
Prometió,
para estos 4 años venideros, disminuir la brecha entre el campo y la ciudad, la
entrega de 400 mil becas universitarias y la creación de la comisión y
subcomisión encargadas de poner fin definitivo al conflicto. Todo muy bonito y
muy plausible, un discurso lleno de esperanza y entusiasmo.
Pero
¿dónde quedaron los anuncios en justicia, en salud, en infraestructura? ¿Dónde
la lucha contra la violencia urbana, el microtráfico y los hurtos y homicidios
en campos y ciudades? ¿Dónde un pronunciamiento sobre los TLC y las EPS? ¿Dónde
un apoyo decidido y fuerte para el campo?
¿Por
qué nada sobre La Guajira, o sobre los pueblos miserables del Chocó o Nariño? ¿Qué
pasó con Bogotá? Obvio que tocar todos los temas era imposible, pero una simple
alusión no hubiera alargado mucho su discurso y hubiera mostrado su interés por
ellos.
Hay
tareas pendientes que deberá desarrollar y sacar adelante. Ojalá se logren
materializar en la vida de los colombianos, de los que creyeron en él y le
depositaron su confianza para un país mejor, y de los que no. Eso es lo que
queremos todos.
Ah,
María Isabel Rueda: yo prefiero un Presidente con clase, que busque la paz, que
defienda la población civil y que no sea un Mesías, sino un Presidente.
Ahí les dejo unas “bobaditas” que se
deberían arreglar… Digo Yo.
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